El partido que nos importa, el que me viene ahora a la mente, no es otro que el duelo 'comunitario' que tenemos este próximo domingo ante el Villarreal en su casa, Villarreal en su casa y con todas las sensaciones en el lado negativo del Valencia tras el ridículo en la Champions ante una Juventus que fue muy superior con once y con diez... terriblemente superior. El Valencia está obligado a ponerse las pilas y salir de ese pozo de no contar con ninguna victoria desde que comenzó todo y además ofertando una imagen que está a años luz de todo lo que quieren los aficionados. La realidad indica que el equipo no funciona y eso obliga a pensar que Marcelino está obligado a hacer alguna variación en casa del conjunto amarillo para conseguir una victoria que dé un poquito de calma a unos aficionados que están empezando a perder la cabeza por el mal juego del equipo y por todos los malos resultados cosechados hasta ahora. Y a los jugadores.

La realidad impepinable nos obliga a pensar en Marcelino y nos obliga más todavía a creer en un Marcelino que sea capaz de introducir cambios ante un Villarreal que viene de estrenarse en la Liga y que tiene un cuadro en el que destaca una potente delantera capaz de desmontar a cualquier escuadra. El Valencia, eso es cierto, de momento camina por cualquier parte con una imagen de expresión terrible. En la Liga está cuarto por la cola, es decir rozando el descenso, y en la Champions todo empieza a oler a Europa League pese a llevar tan solo un encuentro disputado. Todo ello nos viene a indicar que el equipo necesita un lavado de cara urgente para comenzar a ser de nuevo ese Valencia que nos sorprendió a todos positivamente la pasada campaña y que en la actual no hemos encontrado todavía. Todo pasa por saber qué piensa de verdad Marcelino o qué piensa hacer de verdad Marcelino. Y el envite es inminente este domingo ante el equipo de Fernando Roig y por ahí el Valencia tiene la obligación de comenzar a despertar en casa del vecino.

Lo visto hasta ahora invita sin remedio al pesimismo más enfermizo y esa enfermedad afecta por igual a los seguidores del Valencia que a los jugadores que componen la primera plantilla. Algo hay que hacer y hay que hacerlo ya. Piensen que este Valencia en teoría se ha reforzado un disparate pero tiene una defensa de lo más endeble y un centro del campo donde está quedando claro la endeblez del jugador que cuenta con más bendiciones por pate de Marcelino. Lo de Parejohasta la fecha, me refiero al fútbol de Parejo, comienza a ser algo más que preocupante. Preocupa su nula aportación al juego del equipo, preocupa su escaso protagonismo y preocupa más todavía la apuesta fuerte y sin fisuras que le dedica el entrenador. Marcelino parece empeñado en no cambiar el guión y por ahí a mí me asalta una terrible preocupación. Mi pensamiento es claro y este me indica que Soler, cuando se fue al centro del campo, ejerció de líder, incluso el propio Parejo parecía delegar en él la responsabilidad de todo lo que sucedía. Lo llamativo del caso es que Soler no se cortó y no, no cambió el aspecto de todo porque todo estaba ya decidido. Pero solo su presencia y sus ganas de agradar deberían ser un mensaje para Marcelino de cara al duelo en Villarreal.