La bomba. Estoy llorando a lo bestia como pensaba que a estos mis años no me iba a pasar. Pero la verdad es evidente. Me caen las lágrimas de alegría de forma brutal. Miro a mis hijos pequeños que nunca han vivido nada parecido a esto, nunca en toda su vida, y entonces lloro a lo bestia de una forma indisimulada. Y pienso también, claro está, en los jugadores del Valencia y en especial en toda esa afición que tanto en Sevilla como en Valencia y en mil partes se merece un título semejante ante un rival de la entidad de un Barça que ya se ha llevado dos palos seguidos en la actual temporada.

Primera parte inmensa

Y sí, cuando acabó la primera parte estaba algo nervioso pero convencido que este título no se podía escapar. Pero empezó la segunda parte y casi en un visto y no visto pasamos a estar apretados con el dos a uno y más agravado con la lesión de Dani Parejo que nos dejada algo huérfanos en la dirección del juego. Y atacó el Barça. Y se defendió el Valencia con orden. Y pasaban los minutos y se iba acercando la hazaña. Cinco minutos de prolongación y casi me da un pequeño infarto de los nervios. Pero pasó. Pasaron esos cinco minutos y al final el colegiado pitó el final del duelo y de alguna forma otorgó el título de campeón al Valencia.

Un ambiente de cine

Y oigan, yo me quedo con la alegría de la victoria y con la imagen brutal de la afición del Valencia celebrando a lo bestia el triunfo. En eso, en Sevilla, antes de comenzar el partido ya habíamos ganado por goleada. Inmensa nuestra afición e inmensas las ganas que pusieron todos. Y oigan, sigo llorando. Estoy escribiendo y se me caen las lágrimas así lentitas, poco a poco, pero cargadas de una emoción fuera de lo común. Hacía tanto tiempo que no podíamos celebrar así a lo bestia, con alegría, ilusión y pasión ante el posiblemente mejor equipo del mundo. El Barça también lloró. Pero en su caso fueron unas lágrimas de pena y tristeza. El color blanquinegre puso punto final a la actual temporada y no pudo ser de forma más espléndida. No fue una Copa, fue un Copazo indescriptible. Inmenso.

Otro centenario

Y sí, vistas las cosas así con la enorme ilusión de ver a este Valencia campeón y tal y como ha celebrado su Centenario de la forma más brutal y excelsa, solo me queda por pedir una cosa al destino que yo creo que me va a decir que no, pero por pedir que no quede. Quiero, y eso es lo que pido, un Centenario cada temporada si puede ser. Eso de empezar mal, ir subiendo poco a poco y al final celebrar por todo lo alto un título que parecía imposible es algo imposible de olvidar. E insisto, mis hijos pequeños es la primera vez que acarician un título. Y ese regalo no lo podré olvidar jamás. Amunt señoras y señores, somos campeones geniales. Enhorabuena a todos. Amunt enorme.

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