Cada vez lo tengo más claro. Vivimos enamorados del fútbol, en todas las ciudades y en todas las Comunidades, pero las enormes diferencias de presupuestos entre unos y otros provocan que la competición sea una especia de utopía imposible de cumplir. Aquí, en nuestra Liga, especialmente en la Liga de Primera División, las diferencias son notabilísimas y atentan contra el deporte y la cordura de una forma absolutamente disparatada y vergonzante.

Madrid y Barcelona viven en otro mundo y les soy franco: competir con ellos es una especia de utopía casi imposible de convertir en realidad. Todo está enfocado a que estos dos clubes tengas más apoyos, más dinero, más fichajes y más contemplación por parte de unos colaboradores que son los medios de comunicación, especialmente la televisión que les paga una fortuna y les da una cobertura impropia para una competición que todos soñamos con que sea algo igualada e interesante. Aquí ya está casi todo vendido de antemano. Con un fichaje que hacen cada uno de esos clubes prácticamente se cubre el presupuesto de todos los equipos de Primera y representa, ese único fichaje, prácticamente lo que tu pagas a toda tu plantilla de una forma escrupulosa y realista. Así las cosas, con las distancias tan alimentadas y disparatadas, pretendemos hacer de la competición española una especie de tomadura de pelo para todos los demás sin que a nadie le dé por pensar y se le caiga un poquito la cara de vergüenza por lo que está sucediendo. Y sí, ya sé que les estoy hablando de una especia de utopía que posiblemente a ustedes les suene a chino, pero yo no me resisto a comentárselo por lo complicado que resulta vivir el día a día con algo de dignidad en un deporte, nuestro querido fútbol, donde las cartas ya está entregadas de antemano y los resultados llegan de la forma más natural posible. Barça y Madrid deberían ganar todo lo que se les ponga por delante por muchos esfuerzos que hagan otras entidades para intentar ser un poco dignas y superar su papel de actores secundarios que les ha tocado vivir en este nuestro deporte rey que huele a algo incomestible, pero que sin embargo nos tragamos todos los años con una naturalidad que casi me preocupa más por lo absurdo de competir así. Y sí, miren, yo soy aficionado del Valencia y un enamorado del mundo del fútbol y por esa razón, de alguna forma, sufro como un animal por lo que veo cada día en nuestro panorama nacional. Vale, sí, igual piensan que me he vuelto algo distante y que estoy perdiendo la razón. Pero les aseguro que no es así. Miras los presupuestos del Valencia, Levante o Villarreal y los comparas con el coste del fichaje de Hazard por el Madrid y te das cuenta de que el fútbol español hace años que no está compuesto para los mortales normales. El reparto del dinero es vergonzoso y la competición está trufada de antemano. Y sí, acabar terceros es un lujo.

Más artículos de opinión de Vicente Bau, aquí.