Cuando digo un nuevo Valencia estoy diciendo mejorar todo lo que hemos dejado en el aire el año pasado y comenzar este 2020 con nuevas ideas y nuevas iniciativas. Hemos despedido al año del Centenario y encima hemos ganado un título con una ilusión tremenda como hacía un montón de tiempo que no sucedía. Decir Centenario y título es lo mismo que dar un brindis al sol de forma descomunal. Sin embargo en este Valencia de Peter Lim estimo que todavía existen muchas cosas que cambiar para este año que acaba de empezar. Y esas cosas, que en principio parecen lejanas pero que en el fondo son más que asumibles, pasarían por reconocer a lo bestia la importancia de esta afición que ha despedido el año colapsando Mestalla en el último entrenamiento del equipo..

Tener ojos

Y para mí el trema es muy simple de escribir y casi melodramático de cumplir, pero yo en este caso lo que sí tengo claro es que el poder del Valencia CF pasa por Singapùr, pero bueno sería que el magnate de Singapur entendiera de una vez el fútbol español y europeo y al margen de tener amiguetes como los ex-jugadores de United, digo del Manchester, Lim lo que debería tener y cumplir es procurar acercarse a toda esa gente que acudió a Mestalla para despedir el año a los suyos y así de paso, intentar hacer un acercamiento a esa enorme afición que sí que es la dueña de este club de alguna manera aunque el dinerito para su venta y compra haya salido de las manos de ese Peter Lim que da la impresión de que vive en otro mundo para el grueso de los aficionados.

Y no es difícil

Y francamente, no es complicado ni difícil ser el dueño monetario del club de Mestalla y hacer un esfuerzo por agradar a los dueños de corazón del Valencia que no son otros que los aficionados que han heredado ese querer de sus padres o de sus abuelos y que lo transmitirán en sucesivas generaciones a sus hijos y a sus nietos. Vale, sí, esos son valencianistas de corazón pero obviamente no son los dueños del club. Y por eso le digo al dueño del Valencia que medite sobre este tema e intente cambiar su estrategia empresarial con el club que ha comprado pero que no le pertenece emocionalmente.

Ya sé que soy bobo

Lo que estoy escribiendo parece un asunto simple y bobo propio de un periodista torpe y que no ve más allá que a un palmo de sus narices. Sin embargo debo decirles que les quito la razón y debo indicarles que todo lo que acabo de escribir no es una utopía, más bien es una llamada a ese accionista mayoritario para que entienda y comprenda a todos esos accionistas -y no accionistas también- que no son los dueños del club económicamente pero que sí lo son demográficamente de forma concreta e indisimulada. Peter Lim ha puesto el dinero pero no ha puesto el alma en este proyecto. Y en ese aspecto se equivoca. Que cualquier tipo de Benimaclet haya ido al campo más veces que el máximo accionista de la mercantil le debería ser un mensaje claro y rotundo para ese máximo accionista que obviamente no es otro que Peter Lim. Un club se puede vender, pero el sentimiento es invendible y ese solo se gana con cariño y acercamiento. Y eso tan simple es lo que necesita este Valencia con más de cien años de antigüedad.

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