Bermell era un portero alto, fino, estilista, que compartía meta con Sempere y Manzanedo en la plantilla del Valencia, y era un tipo normal y corriente que da la impresión de que ha desaparecido de nuestras vidas casi de forma absoluta. Ahora bien, debo confesarles que yo con respecto a él guardo un recuerdo imborrable que hoy, justo un día después de su cumpleaños -que fue ayer como nos recuerda Ciberché-, voy a compartir con todos ustedes por ser un caso curioso y hasta divertido en estos tiempos donde sonreír parece casi un milagro por culpa del coronavirus que nos está tocando padecer a lo bestia. Por eso les voy a escribir esta historia rocambolesca que es absolutamente verídica y que en el fondo tiene su gracia de que como se funcionaba entonces en las oficinas del Valencia. Les cuento.

En los archivos

En aquellos tiempos yo pasé a formar parte del Valencia y mi despacho estaba conectado internamente por el del gran Joaquín Aracil, el secretario espectacular del club, un tipo estupendo, y en un día cualquiera se lesionó el portero mallorquín de la entidad, José Ramón Bermell, y yo, que tenía que dar la nota oficial de su lesión vía fax a los medios de comunicación, me fui al archivo y antes de escribir nota alguna repasé la historia de Bermell... ¡hasta que me quedé alucinado del todo! Pasen y lean y si pueden sonrían. La historia es verídica y hoy en día nos parece hasta temerosa. Pero eran otros tiempos y el detalle que les voy a contar con una sonrisa en la boca debe servirles para entender un poco la historia de nuestro club y también como han cambiado los tiempos de una forme formidable. Les cuento.

Un Tal José Antonio

Buceo en los archivos del club, archivos entonces escritos con boli y a mano, piensen que internet nació muchos años después, y me encuentro de golpe y porrazo que José Ramón Bermell se llamaba para el club José Antonio o José Manuel Bermell -discúlpenme pero no recuerdo cual era exactamente su nombre falso en los archivos del club- y se daba la circunstancia que el bueno de Bermell cobraba incluso la nómina del club con el nombre falso, tal y como figuraba en los archivos de la entidad.

Alucinado

Yo me quedé alucinado al comprobar lo que estaba sucediendo, pero me dijeron que me estuviera quieto, que en el fondo daba absolutamente igual, y que Bermell seguiría llamándose oficialmente para el club con otro nombre de pila y aquí paz y después gloria, que no pasaba nada me dijeron, y así continuó la historia por tiempo casi indefinido. Yo me quedé alucinado pero cumplí con lo que me indicaron. José Ramón o José Antonio o José Manuel, jugaba en mi club o yo no debía alertar sobre este bobo tema ya que a nadie le importaba ni a nadie le podía interesar. Hice la nota sobre su lesión, puse solo Bermell en dicha nota, y di cuenta de su lesión sin alertar a nadie de su verdadero nombre.

Los tiempos cambian

Todo eso hoy en día sería del todo imposible, pero si les cuento esta anécdota hoy es precisamente porque ayer fue su cumpleaños y en estos tiempos de crisis y pandemias siempre es bueno esbozar una sonrisa recordando tiempos pasados. A Bermell -José Ramón, que yo no me olvido- le felicito allí donde esté y espero que lea este artículo y esboce una sonrisa como a mi me está pasando hoy. Tiempos pasados repletos de anécdotas que yo rebobino con una sonrisa en la cara. En el fondo es parte de nuestro Valencia... ¡y qué parte!