Están confinados. Me refiero a los nanos de mi equipo y a los nanos de todos los equipos del mundo. A su corta edad una cuarentena saca los valores que la mayoría de ellos llevan consigo y nos dan una lección espectacular a los padres casi imposible. Los nanos, hablo de los míos pero sumen todos ustedes también a los suyos, llevan más de un mes metidos en casa y todo los días se levantan con una sonrisa de oreja a oreja. Y eso es grande, enorme, que unos niños que se pasaban la mitad de su vida corriendo se encuentren concentrados en casa y que sonrían cada dos por tres es algo digno de destacar. Yo apunto a los míos, que desde luego son del Valencia CF, pero es extensible a todos, a los del Levante UD y a los de todos los equipos. La lección es inmensa.

Parejo sale a la calle

ParejoY en esas estamos, con los niños confinados y tirando de imaginación cuando el gobierno -veinte pasos a favor y veinte en contra, puro caos- nos anuncia que este domingo por fin podremos salir con ellos a dar una pequeña vuelta por la calle. Yo les aseguro que en el fondo estoy hasta un poquito ilusionado por ellos. Van a salir, van a correr -lo justito-, y van a reír como desde hace mucho tiempo que no hacían. Y se lo merecen todo.

No soy nano, pero...

Vale, sí, ya soy bastante adulto y he aprendido que me tengo que tomar tomar las situaciones con un poquito de calma. Pero qué quieren que les diga. Ayer, sin ir más lejos, cuando mis dos hijos pequeños se levantaron de la cama y antes incluso de pedir su Colacao de todo los días, me miraron a los ojos y me preguntaron con cara de iluminados que si era cierto que el lunes sí que podrán salir. Y miren ustedes, yo soy un juntaletras veterano y que en el mundo del fútbol ha visto casi de todo, y les aseguro que ayer vibré con la cara que me pusieron mis dos pequeños nada más levantarse. Oigan, para ser sincero, ni el fútbol de Kempes logró arrancarme en su día una sonrisa tan grande como la que ayer le dediqué a mis hijos. Fue enorme e imposible de olvidar y un ejemplo para mí. Saldremos este domingo, sí, y seremos prudentes pero andaremos con una sonrisa en la cara. Y esa sonrisa tan grande va a ser más superior que cuando ganamos el Mundial. ¡Vivan los nanos!