Este artículo poco tiene que ver con la actualidad del Valencia CF y con los últimos movimientos del Valencia en la competición española y europea. Es un artículo fundamentalmente escrito solo para mi corazón y no tiene una pizca de absoluta realidad por ninguna parte. Y el asunto es muy sencillo. Peter Lim se ha comprometido a acabar ese estadio nuevo que cuando se inaugure -si se inaugura algún día- ya va a tener las gradas medio viejas por todo el tiempo que ha pasado desde que fue aprobado por el Ayuntamiento y la nula liquidez que ha demostrado manejar el Valencia para ponerse manos a la obra.

Mi cariño

Mi cariñoY lo que les voy a escribir a continuación poco tiene que ver con la actualidad del Valencia y sí tiene mucho que ver como siento yo a este estadio añejo llamado Mestalla y que ha sido el único estadio que me ha acogido a lo largo de todo mi vida -deportiva y periodística- y eso quiere decir un poquito más que lo de tener cariño a ese estadio. Mestalla es casi un incunable para mi y en ese estadio, mi estadio, he vivido momentos inolvidables y también he protagonizado actuaciones que no podré olvidar en todo mi vida.

Ese collonut

Ese collonutY sí, hubo un día que Mestalla festejó una gloria de nuestro equipo y a mi no se me ocurrió mejor idea que inventarme un tifo así a lo bestia, que pillaba toda la zona enfrente de tribuna central, donde se podía leer así a lo bestia la palabra COLLONUT -y lo pongo con mayúsculas- que sirvió para homenajear al Valencia con una palabra o una expresión cien por cien valenciana.

Una propuesta

Una propuestaY al día siguiente de parir ese tifo en nuestro entrañable estadio recibí una llamada como director de SUPER de un aficionado que estaba realmente cabreado conmigo. Se indignó por formar parte de ese tifo sin estar informado y se cabreó por participar en ese COLLONUT que sí servía para hacer un guiño cómplice a toda esa afición, la de entonces y la de ahora, que disfrutó a lo bestia rindiendo un homenaje a su equipo del alma. Yo colgué el teléfono, le di la razón a ese espectador que estaba cabreado y que tenía algo de razón, pero en cuanto colgué el teléfono pegué un salto en mi despacho, pidiendo disculpas por un lado, pero terriblemente alegre por hacer acertado en esa apuesta para nuestro entrañable coliseo.

Puedes leer más opiniones de Vicente Bau en este enlace.