Martes por la noche en mi casa. Hora de cenar con todos los nanos sentados en la mesa. Mi mujer no para de trabajar fuera y en casa y yo voy con la moral un poco por los suelos por unos problemas físicos que no se los deseo a nadie, pero que ciertamente me han afectado a la moral. Estoy regular, en tratamiento potente, la moral un poco quebrada y así de golpe y porrazo recibo la llamada de un amigo del que estoy orgulloso de su estupenda puesta en escena. Les cuento.

Un encanto

Y sí, estábamos a punto de comenzar a cenar cuando recibo una llamada de un teléfono que no tenía registrado pero al que atendí casi al instante. Y era él, don Ricardo Arias, cariñoso y atento y dándome ánimos para que no siga torcido estos días por la vida. Le doy las gracias a Carlitos Bosch por darle el teléfono a Ricardo y al propio Ricardo le agradezco enormemente la llamada.

Rebobino

Cuelgo el teléfono y me pongo a pensar en Arias y en todo lo que hemos vivido juntos, que francamente es bastante a estas alturas de la vida. De Arias, sobre cómo le va la vida a Arias, no puedo por menos que esbozar una sonrisa de cariño enorme. La vida le ha tratado regular, pero ha sabido sobreponerse y ahora elevar el prestigio del Valencia CF haciendo un trabajo apasionado e interesante.

Pensando

Y la llamada de Zamora me dejó pensando. Le llamo Zamora ya que ese era el apodo con el que le nombraba siempre Kempes, su compañero más estimado. A Arias la vida le ha pegado varias revueltas y él se ha respuesto como lo hacen los tipos con alma y con carácter. Y miren, yo fui compañero de Arias y lo siento como un amigo eterno. Por eso hoy escribo de él, de su detallazo, de su llamada, de sus mimos y les voy a ser franco. Estoy jodidillo físicamente pero esa llamada, una vez colgada, me dio toda la fuerza del mundo para seguir luchando como lo hacía don Ricardo en nuestro equipo.

Mil gracias

Y no me queda otra que darle las gracias a este tipo que considero mi amigo y al detallazo que tuvo. Me ha subido la moral, me ha provocado una sonrisa enorme recordando los momentos que pasamos juntos y le agradezco un disparate esa llamada de cariño, una llamada de un cómplice al que aprecio muchísimo. Gracias Ricardo... hoy me siento con las pilas cargadas. Eres un lujo para el Valencia CF y de alguna forma también para mí. Seguimos luchando. Este partido lo vamos a ganar. Mil gracias señor.