Rafa Nadal es un tipo grande, enorme. Como tenista en particular ha alcanzado todo en esta vida y sigue luchando torneo tras torneo demostrando que con su implicación se pueden conseguir mil metas casi inimaginables. Y como deportista en general podríamos decir que es el mejor que ha dado España. Ninguno ha llegado donde ha llegado él y será muy difícil que alguien no lo supere, lo iguale. Por eso yo he decidido ‘invitarme’ por la cara a su nuevo yate, ese yate precioso que acaba de estrenar con toda la justicia del mundo, y espero que el propio Nadal acepte con su buen estilo habitual mi propia invitación a terreno tan privado y especial.

Vale, es un sí

Entiendo que Nadal, al margen de ser un tenista con una clase espectacular, es un enamorado del fútbol, juega bien al fútbol y debo ser sincero y agregar que es del Real Madrid por los cuatro costados... lo cual, dada la talla de semejante deportista, no me importa un pimiento ni me resta conversación para hablar con él en su yate de nuestro querido Valencia CF. ¿Y quién es Lim? Pongo un pie en la cubierta de su pedazo de yate y lo primero que me suelta es una pregunta directa que seguro que en el fondo es la misma que tienen todos los aficionados al fútbol que ven las cosas con cariño pero desde la distancia. Y le contesto. Le digo que es un millonario de Singapur al que los valencianos le entregaron el club en sus manos gracias a su pésima gestión y el propio Lim tampoco es que gestione bien el club, pero él es el dueño y le explico a Nadal que hace absolutamente, y con mal ojo, todo lo que le da la gana.

Y sigue y sigue...

Debo reconocer de nuevo que Nadal sabe un huevo de fútbol y a mi me está volviendo loco a preguntas. Por eso, así de entrada, les añado que admiro mucho a Nadal pero que obviamente ni he ido en su yate nuevo ni me ha invitado para nada a su nuevo yate para hablar de fútbol del Valencia. Y dentro de este ejercicio de imaginación debo confesarles que todo llega imaginariamente a su fin cuando don Rafael me pregunta muy serio y muy consciente que le diga como se llama el futuro entrenador del Valencia. Y no, ni hablar. Con esa pregunta se acaba mi sueño y vuelvo de nuevo a la realidad valenciana y que no sé qué contestarle a mi amigo imaginario. Hablar con alguien en el Valencia ya tiene mérito y escribir hoy en día sobre este Valencia vacío y lejano tiene más mérito todavía. Siempre nos quedará Rafa.