Un desastre. Me van a perdonar por lo que voy a decir pero este equipo empieza a oler a Segunda División de una forma escandalosa. Ayer jugamos ante un recién ascendido y daba la impresión que ese recién ascendido era una especie de Barça jugando contra un equipo plenamente inferior. El Valencia CF. Y todo eso junto, aunque estemos en los primeros pasos de la temporada, ya empieza a oler francamente mal, huele a derrota final importante. Creo firmemente que la situación es grave.

Las secuelas

Al margen de felicitar por supuesto al conjunto franjiverde, la derrota supone un nuevo golpe de moral para este Valencia CF y también para sus sufridos aficionados. Un equipo que volvió a salir apático y con jugadores que parecen peores de lo que realmente son, una imagen que invita a todo menos al optimismo. El Valencia huele mal. Huele tan mal en lo deportivo como en todo lo demás. El equipo es un desastre y la teóricos responsables que estaban en el palco ofrecen un aspecto denigrante.

¡Qué difícil!

Les voy a ser sincero. No me gusta lo que estoy viendo, no me gusta que el equipo necesite un buen resultado después de dos derrotas y solo reaccione al final cuando ya le han hecho dos goles.No me gusta la marcha del equipo, la imagen que está ofreciendo, las malas caras que se ven sobre el terreno de juego y también en el banquillo. Sí, en la segunda mitad el Valencia ofreció una mejor cara, la que debía tener un equipo al que se supone superior en calidad. Así llegó el gol de Lato que reducía ventaja pero que, una vez más, resultó del todo insuficiente.

La culpa de Lim

Esto va a costar levantarlo porque el Valencia CF se encuentra en un periodo de depresión francamente horrible, que se puede agravar todavía más a medida que el equipo se hunde en la clasificación y no es capaz de sumar un solo punto. Ese es el peligro y, en vista de todo lo que ha ocurrido este verano, veremos si el entrenador está en condiciones de cambiar y mejorar las cosas. La culpa al fin y al cabo no es suya, es de Lim.