Comprar un equipo de fútbol y no entender nada de lo que has comprado es de una ignorancia supina y de una forma de proceder que atenta contra el más normal y humano de los sentidos. El fútbol se mueve por pasión y compromiso y se hereda, la querencia por determinado equipo, de tu abuelo e incluso del abuelo de tu abuelo y el resto de familiares y amigos que sienten lo mismo que tú: cariño inmenso hacia un equipo de fútbol, el Valencia CF en este caso, y desprecio absoluto a los que no entienden nada de eso y que encima no paran de hacer maniobras en contra de toda esa humanidad que sí siente los colores, pero que desprecian hasta el infinito y más allá los desplantes y malas formas de un tipo de Singapur que no entiende nada de lo que hace. Espero que jamás de los jamases venga a València ya que no quiero que exista ningún incidente por la calle de esos que luego nos arrepentiremos hasta el infinito y más allá. Y repito lo que vengo diciendo últimamente: este Valencia CF está dividido en dos partes y yo soy seguidor a muerte de una de ellas que habita en el viejo y entrañable coliseo de Mestalla y que no tiene nada que ver, ni quiere tener nada que ver, con un estado que se llama Singapur donde habita un tipo al que Aurelio y Salvo le dieron las llaves del Valencia en una operación que el tiempo nos ha demostrado que estuvo carente del realismo más esencial. Si Aurelio hace en el puerto de Valencia lo mismo que hizo con el Valencia -y que subscribe- ya nos podemos cambiar de ciudad. Y si Amadeo reconoce que se equivocó con esa decisión que parecía una panacea, pero que luego ha resultado una vergüenza de tres pares de congojos, también debería disculparse y salir públicamente para que sus ascetas periodísticos sigan pensando que es un tipo estupendo y excelente... que no es el caso.

Un día de tantos

Hoy es domingo, ya lo saben todos ustedes, y yo por un lado no voy a comentar nada del partido de la selección española y por el otro sí que les voy a mandar mil abrazotes a todos los valencianistas que se sientan timados en sus sentimientos y que además, para más rabia e incluso pena, ni puedan acudir al estadio de Mestalla para darle calor a los suyos, ni podrán en el futuro acudir a la Junta de Accionistas por no tener esos miles de acciones a su nombre que Meriton ha puesto como condición indispensable para sí poder asistir. Tienen miedo de la gente a la que ignoran y yo a la gente, desde mi modesta opinión, sí le pediría que el día de la Junta se presenten en la puerta miles y miles de valencianistas para protestar visiblemente de esta chorizada en la que estamos viviendo y de la que está abusando casi vergonzosamente Meriton, escondiéndose del aficionado de verdad. Pero insisto que sí deberían acercarse a las puertas de la misma para hacer oir su voz y que Peter Lim acabe por pirarse de aquí, lógicamente guardando todas las medidas de seguridad y sin incumplir en ningún caso las recomendaciones de Sanidad.

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