No ganó el Granada, que parecía el favorito, perdió un Valencia CF con aroma a Segunda División que ni supo mantener su gol inicial, ni supo mantener su meta protegida, que se expulsó dos veces de forma estúpida y que regaló el tanto del triunfo de Jorge Molina en los últimos instantes, para demostrar que ese partido lo había disputado un claro candidato a perder la categoría en estos momentos. Igual sí que existe alguien contento y feliz por lo que vimos ayer en Granada. Peter Lim debe sacar pecho porque este equipo raquítico es única y exclusivamente obra suya. Y naturalmente perdió. El equipo pierde y vuelve a perder y ya roza el descenso de forma descarada. Muy preocupante la situación pero, por encima de todo, triste, muy triste todo.

Que me lo cuenten

Cuando un equipo anda en apuros como es el caso de este Valencia CF se admite cualquier cosa menos las estupideces en grado supino. Y ayer vimos dos acciones lamentables de dos jugadores del Valencia que dejaron al equipo cojo, dos jugadores que al final, por sus expulsiones, regalaron de alguna forma el triunfo al cuadro andaluz. Se marchó a la ducha Jason por una doble amarilla y luego fue Guedes el que vio la roja directa por decirle alguna animalada al árbitro. Y eso, cuando eres un equipo que se la está jugando en cada partido, no se puede ni se debe consentir. Un cero para ambos jugadores que en un día tan importante remaron, pero a favor el rival.

Huele mal

Y lo cierto es que este equipo empieza a oler muy mal. Y yo no hago responsable a un entrenador al que han estado engañando continuamente. Gracia ante el Granada estuvo mal desde mi punto de vista, pero mucho peor lo han hecho y lo siguen haciendo los amos del calabozo. Del desastre que vivimos ayer debemos dar las gracias de corazón a un tipo que se llama Peter Lim, por deshacer un equipo de forma tan triste y grotesca para todo aquel que entienda de fútbol. Y no hablo ya de Murthy, podría escribir muchas cosas pero no merece que perdamos el tiempo con él.

Y el futuro

Observando a este Valencia raquítico, que lo único que produce es pena por su falta de todo, lo más preocupante es mirar al futuro y darse cuenta de que el descenso, a estas alturas del campeonato, empieza a llamar con insistencia a nuestra puerta. Ayer jugó un equipo desastrado. Y eso para estar en Primera División es casi un pecado.