Nací en un momento en el que le hacía mucha ilusión a toda la familia: fui la primera nieta paterna y materna, por lo que tuve una infancia cojonuda, de cuento de hadas. Cuando llegaba a casa de mis abuelos, en Barcelona, siempre estaban de fiesta. Decían: "Ha llegado Agatha', y preparaban pasteles y regalos". Su familia no trabajaba, de ahí que el adjetivo que más repite sea "divertido".