El deporte de élite se confiesa

Hay un momento mucho más duro que cualquier derrota para los deportistas profesionales: el día que dejan de serlo. “El problema es que abandonas tu gran amor, que en mi caso era la moto, cuando todavía eres joven”, me dice Giacomo Agostini, y agrega: “Para superarlo, lo mejor es mirar hacia adelante y no pensar en el pasado”. Mark Spitz añade su propia experiencia: “Aprendí que era más fácil ganar una medalla de oro que vivir de ella; yo no tuve la misma motivación que hay en la actualidad, y me tuve que retirar a los 22 años por falta de patrocinio”.