La era victoriana marcó no un brexit, sino un brentrance, es decir, una imposición cultural y económica ineludible en naciones vecinas y lejanas. Tan potente fue su revolución industrial que incluso sus opositores, los artistas de la corriente Arts & Crafts, defensores de la pureza gótica y diseñadores de un nuevo estilo de decoración de interiores basado en la reforma social, expandieron sus patrones allende los mares. Su líder, William Morris, estilizaba en sus muebles, objetos, tejidos y papeles pintados la flora, la fauna y las tradiciones domésticas de los hogares rurales ingleses. Logró difusión internacional y creó el estilo dominante que aún hoy se encuentra en las casas británicas de los suburbios. Cretonas, chintz y papeles pintados en las paredes que representan flores y aves de invernadero, grafías medievales y naturalezas ¿muertas?...