Todo comenzó en un apartamento de Londres, a mediados de los noventa. Se vivía el apogeo de la cultura de club, noches eternas de fiestas que se prolongaban hasta bien entrado el día. Meses atrás, en una rave en el muelle de Hastings, Marcus Piggott, un asistente de fotógrafos licenciado en Diseño Gráfico y Fotografía por la Universidad de Kent, en Gales, le pide fuego a un chico con el que ha cruzado un par de miradas. Es Mert Alas, un joven emigrado turco que ha venido a Londres a mejorar su inglés y trabaja como retocador fotográfico.