El respeto es lo contrario de las cuestas, más difícil cuando es de bajada, cuando lo siente por otros alguien que mira desde la cima, un lugar desde el que todo se ve insignificante y donde a menudo crecen las oscuras flores de la soberbia. Lo malo del éxito es la fama, porque no se pueden tener los pies en el suelo mientras te sacan a hombros o en procesión. Si a pesar de lo parecidos que suenan, ayudar y adular no son sinónimos, por algo será; y en cualquier caso, ya lo dijo Oscar Wilde: “Un tonto nunca se repone de un éxito”. Elvira Sastre es una poeta de las que no hay; le sobra talento, pero sabe administrarlo; es inteligente y demuestra que se toma en serio lo que escribe, porque tiene la única relación sensata que puede tenerse con la celebridad, sea mayor o menor, literaria o de cualquier otra clase: no creérsela.