La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha afirmado hoy que las mujeres lactantes deben evitar las dietas que aporten menos de 1.800 calorías al día porque pueden producir fatiga y disminuir el volumen de la leche.

En un comunicado, el Comité de Lactancia de la AEP también recomienda a las madres vegetarianas que estén dando el pecho tomar un suplemento de B12 durante toda la lactancia, ya que el déficit de esta vitamina puede producir efectos neurológicos graves.

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra del 1 al 7 de agosto, el Comité señala que el consumo calórico aconsejado durante la lactancia es de entre 2.300 y 2.500 calorías al día para alimentar al niño y de entre 2.600 y 3.000 en el caso de que sean gemelos.

La coordinadora del Comité, Marta Díaz, explica que durante la lactancia, las necesidades nutricionales de la madre son especiales y tienen que aumentar la ingesta de nutrientes, ya que la leche producida durante los cuatro primeros meses supone "un cúmulo de energía equivalente al gasto energético total de la gestación".

En el caso de que las madres quieran perder peso con rapidez, los pediatras aconsejan combinar la restricción dietética con el ejercicio físico.

Los pediatras recomiendan también hacer cinco tomas de alimentos al día, una dieta variada en la que se incluyan todos los alimentos; beber agua, leche y zumos; evitar o reducir las bebidas con cafeína; y no tomar alcohol.

En España, ha recordado Díaz, se aconseja a las madres un suplemento diario de yodo.

Los pediatras han insistido en que la leche materna es "el mejor alimento para recién nacidos y lactantes" porque entre sus ventajas se encuentra la reducción del número de infecciones gastrointestinales, otitis, infecciones respiratorias bajas severas y minimiza las posibilidades de muerte súbita del lactante.

La AEP, a través del Comité de Lactancia, ha publicado también una serie de consejos para mantener la lactancia materna en caso de hospitalización del bebé, ya que en este periodo no debería interrumpirse.

En estos casos, la lactancia materna, según Díaz, ha demostrado actuar "contra el dolor, tanto el provocado por la propia enfermedad como por procedimientos tales como análisis o sondas". Además, "estar en brazos de la madre ofrece al niño consuelo y calma".