Las altas temperaturas que se preven para los próximos días pueden provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación o golpes de calor, un impacto que sufren sobre todo los más mayores o con patologías crónicas, de ahí la importancia de que sepan cómo proteger su salud de la ola de calor.

La segunda ola de calor del año ha arrancado con 26 provincias en alerta, dos -Córdoba y Jaén- con aviso rojo (riesgo extremo), por temperaturas asfixiantes, entre 40 y 44 grados, y que persistirán hasta el fin de semana.

No obstante, los ciudadanos pueden saber exactamente el nivel de riesgo asociado a la temperatura que hay en ese momento en el lugar en el que se encuentran consultando la web del Ministerio de Sanidad (www.msssi.es).

Diariamente, en la web, desde que se activó el pasado día 1 de junio el plan nacional para mitigar los efectos negativos del calor excesivo del verano, se ofrece un mapa con información sobre los niveles de riesgo en cada una de las 52 capitales provinciales.

Si su provincia está en rojo está en nivel 3 (rojo), de alto riesgo, que es cuando se espera que se superen las temperaturas máximas previstas, para cada uno de los cinco días siguientes.

El nivel 2 (naranja), de riesgo medio, es en el que se prevé que tres o cuatro días de los siguientes cinco días consecutivos sean superadas las máximas previstas.

El nivel de bajo riesgo es el 1 (amarillo), en el que se espera que en uno o dos días de los siguientes cinco días consecutivos sean superadas las máximas previstas.

El primero de los niveles de riesgo es el 0 (verde), de ausencia de riesgo, que se da cuando se prevé que en ningún día de los siguientes cinco días consecutivos, sean superadas las máximas previstas.

La importancia de hidratarse

Para las personas que están dentro de ese nivel 3 o rojo es recomendable, tal y como recoge el decálogo de Sanidad con recomendaciones "Disfruta este verano con salud", que beban agua o líquidos con frecuencia y no abusar de las bebidas con cafeína, alcohol o grandes cantidades de azúcar ya que pueden hacer perder más líquido corporal.

Hay que beber líquidos abundantes aunque no se sienta sed. Al menos un litro y medio salvo que su médico le haya restringido la toma de líquidos.

Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora, mantener las medicinas en lugares frescos porque el calor puede alterar su composición y efectos, y hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor, como ensaladas, frutas, verduras y zumos, son consejos también a tener en cuenta.

Reducir la actividad física en las horas más calurosas, usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar, y nunca dejar a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado son otras recomendaciones.

Y se debe prestar especial atención a bebés y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardíacas.

Pero además hay otras pautas a tener en cuenta, como mantener fresca su vivienda por debajo de los 32 grados durante el día y por debajo de los 24 durante la noche. Esto es especialmente importante en aquellos hogares donde residen personas mayores de 60 años, niños o enfermos crónicos.

Para conseguirlo se pueden abrir las ventanas o ventilar cuando la temperatura exterior sea más fresca (por la noche, la madrugada y las primeras horas de la mañana). Cerrar las ventanas o persianas cuando la temperatura exterior sea más caliente y apagar la luz artificial y los aparatos eléctricos que sea posible.