Con la llegada del verano llegan las vacaciones y, con éstas, la posibilidad de disfrutar unos días fuera. Si eres de los afortunados que, además de tener unos días de descanso, tiene la posibilidad de ir en avión a un lugar lejano debes saber que los vuelos de larga duración, aquellos que superan las cuatro horas, representan un factor de riesgo para la aparición de la llamada tromboembolia venosa profunda o desarrollo de trombos.

En una entrevista, el médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud San Andrés (Madrid), el doctor Manuel Frías Vargas, explica que en la literatura médica se recoge un episodio de tromboembolia venosa tras un vuelo de larga duración cada 4.656 vuelos.

"No es frecuente que estos episodios tengan lugar. Eso sí, a mayor horas de vuelo, más posibilidades de trombo en las piernas o en los pulmones", advierte el también coordinador del Grupo de trabajo de Vasculopatías de la de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

Según precisa, esta asociación es fuerte para duraciones de más de 8-10 horas y, además, aumenta con la presencia de otros factores de riesgo. En vuelos de más de 12 horas la tasa estimada es de 5 por millón, añade el especialista en Medicina familiar y comunitaria. "El riesgo de trombosis relacionada con los viajes es mayor en los individuos con factores de riesgo preexistentes", apostilla.

Así, Frías indica que tienen mayor potencial de desarrollar un trombo aquellas personas con los siguientes factores de riesgo: alteraciones genéticas o trombofilia, cirugía o trauma reciente, cánceres activos, embarazo, la toma de anticonceptivos orales, o tromboembolia venosa previa.

En este sentido, sostiene que en estos casos, y previamente a la realización de dicho vuelo de larga duración, estas personas deben acudir a su médico de familia, quién deberá indicarles qué medicación tomar o los pasos a seguir para evitar el posible desarrollo de un trombo.

En la mayoría de los casos de trombos son pequeños y no provocan síntomas, además el organismo es capaz de disolver gradualmente el trombo sin consecuencias a largo plazo. No obstante, el experto explica 7 recomendaciones que pueden ayudarnos a que esto no ocurra:

- Mantener una buena hidratación durante el viaje.

- Realización de movimientos incentivados de las extremidades y deambulación activa puede prevenir la tromboembolia venosa para todos los viajeros en viajes de más de tres horas.

- El uso de medias de compresión y la profilaxis farmacológica no está indicada en la población general sin claros antecedentes de riesgo.

- Aunque la evaluación del riesgo deba hacerse sobre una evaluación individual es probable que la cirugía mayor o trauma reciente (un mes), neoplasia activa, tromboembolia venosa previa, edad avanzada, obesidad severa, embarazo o influencia estrogénica puede establecer un criterio deambulación activa y usar asiento de pasillo si es posible.

-Los viajeros a los que se considere de especial riesgo de desarrollar trombosis en relación con los viajes pueden realizar profilaxis con calcetines o medias de compresión ligera y moderada (15-30 mm Hg).

- En viajeros sin riesgo especial de trombosis se recomienda no realizar profilaxis farmacológica con aspirina ni anticoagulantes inyectables.

- En caso de duda, y obligatoriamente si se tienen algunos de los factores de riesgo 'preexistentes' antes mencionados, consultar siempre con el médico de familia.

Finalmente, Frías recalca que lo "más importante" a tener en cuenta en este tipo de situaciones es que debe existir algún factor para que los trombos aparezcan, y aquellas personas que se encuentren bien de salud y sanas, es decir, la población en general, no debe medicarse.