Los profesores Lluis Serra-Majem y Mariela Nissensohn, editores del suplemento especial sobre hidratación publicado por la revista científica 'Nutrients', alertan de que "la carga de enfermedades por falta de acceso a agua potable, el deficiente saneamiento y la inadecuada higiene personal y de los alimentos es bien conocida, pero las consecuencias de una ingesta inadecuada de agua en todo el mundo están lejos de ser bien comprendidas".

Por tanto, "la diversidad de metodologías empleadas en la evaluación cuantitativa del consumo de agua proveniente de bebidas y alimentos, teniendo siempre en cuenta otros nutrientes, la existencia de carga energética y toda la información mostrada a través de los resultados de los estudios, pueden, con el tiempo, ayudar a abordar de forma adecuada esta cuestión en todo el mundo".

El conocimiento en base a la evidencia científica en todas estas áreas ya hizo que en el año 2010, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) aprobara las ingestas adecuadas de agua proveniente de alimentos y bebidas para hombres y mujeres, en función de las condiciones fisiológicas, la práctica de actividad física y deporte y las condiciones ambientales (sobre todo temperatura y humedad relativa).

En concreto, la EFSA considera adecuada una ingesta de agua de 1.300 ml/día para niños y niñas de entre 2 y 3 años; 1.600 ml/día para niños y niñas de entre 4 y 8 años; 1.900 ml/día y 2.100 ml/día para niñas y niños de entre 9 y 13 años respectivamente. Y a partir de los 14 años, los valores de ingesta de agua recomendados por la EFSA son de 2.000 ml/día para mujeres y 2.500 ml/día para hombres.

Según las directrices de la EFSA, "este tipo de recomendaciones tienen validez en condiciones ambientales de temperatura y niveles de actividad física moderados. Ante pérdidas de agua en el organismo derivadas de condiciones extremas asociadas a la temperatura exterior y ejercicio físico", la EFSA recuerda que se pueden alcanzar los 8.000 ml/día y "deben ser repuestas en cantidades apropiadas", así como los electrolitos perdidos.