Seguro que más de una vez te has dado cuenta de que las uñas te crecen más rápido durante el verano. Puede ser porque tengamos más tiempo para fijarnos gracias a las vacaciones, pero en este caso esta afirmación también tiene su razón científica y las uñas sí crecen más rápido en el verano que en el invierno.

En una entrevista con Infosalus, la dermatóloga del Hospital Beata Mariana de Jesús de Madrid, la doctora Lourdes Navarro, explica que las uñas sí crecen de forma más acelerada durante la época estival fundamentalmente por las temperaturas más altas que en otras épocas del año. A su juicio, influye también la luz del sol en el crecimiento de la uña.

"El crecimiento de la uña depende de la matriz de la misma. Se trata de una zona que está muy vascularizada, y todo aquello que favorezca una mayor vasodilatación acelera ese crecimiento de la uña. Por tanto, ese aumento de la temperatura exterior en el verano se refleja en una vasodilatación a nivel de los vasos de la matriz de la uña, lo que favorece su crecimiento", señala la especialista.

En cambio, en el invierno, la doctora Navarro señala que las temperaturas frías generan el efecto contrario, la vasoconstricción, y con ello llega menos sangre a la matriz, y se enlentece el crecimiento de la uña. "El verano es una época en la que se está más activo, se hacen más cosas que durante el invierno, lo que esto representa un estímulo dinámico que favorece el crecimiento de la misma", apostilla.

Eso sí, advierte de que el agua del mar, de la piscina, o simplemente mantener las manos a remojo a través de cualquier actividad relacionada con el hogar, no es beneficioso para el crecimiento de las uñas. "Las uñas son más permeables que la piel y el tener mucho tiempo las manos en agua las reblandece y las vuelve más vulnerables. Esto hace que se rompan con mayor facilidad, que se sequen distalmente y se levanten también a modo de capas", indica.

Aquí precisa que esta situación es más frecuente en las mujeres a partir de los 60, momento en el que la uña, como el resto del cuerpo, ya ha empezado a envejecer, y con ello se vuelve más fina; por lo que al remojarlas mucho se reblandecen y se rompen más fácilmente.

El crecimiento normal de la uña

Así, la experta de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) indica que la uña está en constante crecimiento y actividad. "No para de crecer a lo largo de la vida, si bien determinadas enfermedades pueden paralizar su crecimiento, o bien hacerlo anómalo", precisa.

Asimismo, la doctora Navarro destaca que hay dos etapas de la vida en las que el crecimiento es más lento: en los recién nacidos y en las personas a partir de los 50 años. Por el contrario, las uñas crecen a un ritmo más rápido desde la etapa infantil hasta la adolescencia. Hasta los 30 más o menos ese crecimiento se mantiene hasta llegar a los 50, que ya crecen muy despacio. Además, apunta que a las embarazadas les crecen más rápido las uñas por el componente hormonal y por el componente vascular, ya que en esta etapa hay un aumento de la vascularización y llegan más nutrientes a la zona de la matriz, lo que hace que se forme más uña, y ésta crezca más rápidamente.

"La uña sigue y está en constante crecimiento. Lo que determina que la uña crezca más rápido o más lento es la matriz de la uña, la parte más importante del aparato ungueal. Cuanto más jóvenes, más rápido crece la uña y, conforme pasan los años ésta sufre un deterioro y un envejecimiento", recalca la dermatóloga de la AEDV.

Por otro lado, señala que, para que las uñas mantengan un correcto estado de crecimiento, es importante el estado de salud de la persona, ya que cualquier enfermedad sistémica, así como cualquier afección vascular, alteración neuropática, o determinados tratamientos, sobre todo la quimioterapia, son factores que, de alguna manera, enlentecen y entorpecen el crecimiento de la uña. "La matriz de la uña, si no tiene una buena vascularización, una buena inervación, y el estado salud no es bueno, no puede crecer adecuadamente", agrega la especialista del Hospital Beata Mariana de Jesús de Madrid.

Finalmente, dice que las uñas crecen de forma diferente en las manos que en los pies. Las de las manos, como estamos más activos, lo que supone un estímulo para su crecimiento, pueden crecer de media unos 3 milímetros al mes. Mientras, las de los pies, como reciben menos movimiento que las manos, su crecimiento es más lento. Dice que mensualmente crecen aproximadamente un milímetro.