En la actualidad, los estilos de vida saludable y las dietas sanas se encuentran a la orden del día. Son muchas las personas que tratan de llevar a cabo hábitos de vida positivos para su salud y que cuidan y vigilan su alimentación. El desayuno suele ser concebido como una comida importante, lo mismo ocurre con el almuerzo, la comida del mediodía y la cena. Pero, ¿qué ocurre cuando se acercan las horas centrales de la tarde?

En este tramo del día, es habitual que el estómago comience a enviar señales de que necesita más alimentos. Muchas veces ocurre a partir de las cinco de la tarde, pero el hambre también puede aparecer algo antes o después. Esto se mezcla con que el cansancio comienza a hacer mella y puede hacernos bajar la gauardia ante las tentaciones. En estos casos es importante no realizar ciertas acciones que son habitualmente poco saludables y que nos hacen engordar.

No planear una merienda

En ocasiones, se piensa que saltarse la merienda puede ser positivo para bajar de peso por el hecho de comer menos, aunque, normalmente no se suele cumplir. Si no se merienda y aparece el hambre es muy difícil resistirse a las tentaciones que tenemos en casa. Por lo que, podemos acabar comiendo más cantidad y peor si no tenemos una merienda sana planeada.

Si conseguimos evitar la tentación de comer entre esas horas de media tarde, podemos pensar que hemos conseguido ingerir menos calorías, pero es probable que no sea así. Al no merendar, afrontaremos la cena con más hambre y acabaremos comiendo más de lo que teníamos previsto. Con lo que saltarnos la merienda es difícil que salga rentable.

Ver la televisión o utilizar dispositivos electrónicos

El sedentarismo es una de las acciones que más contribuyen a empeorar el problema de la obesidad. La sociedad actual, en términos generales, no realiza la actividad física suficiente y las nuevas tecnologías nos anclan aún más a sillas, sofás y camas. Las tardes en el sillón viendo el televisor o utilizando el ordenador no son saludables. Además, cuando pasamos horas frente a las pantallas, solemos estar expuesto a anuncios que nos pueden incitar a comer. Por lo que, es frecuente que acabemos en el sofá viendo la televisión acompañados de alimentos poco saludables y altos en calorías.

Consumir refrescos

Los refrescos son un alimento que lleva grandes cantidades de azúcar y resultan perjudiciales para nuestra salud. Como alternativa, muchos hombres y mujeres optan por consumir refrescos light o zero con la conciencia tranquila, pensando que están bebiendo algo más sano y que engorda menos. No obstante, a pesar de que pueda llenar nuestro estómago, al cabo de poco tiempo el cerebro nos vuelve a pedir comer algo dulce. Con lo cual, es fácil caer en la tentación y acabar comiendo algo poco saludable, además del refresco, por supuesto.

Cenar tarde y dormir poco

Hay gente que cree, equivocadamente, que los alimentos engordan más por la noche. Pero no es así. Lo que sí es cierto es que es mejor cenar dos o tres horas antes de acostarnos, tal y como hacen en otras partes de Europa. La razón es que es más saludable ir a la cama con la digestión hecha, que con el estómago lleno. Cenar ligero siempre es más beneficioso para perder peso.

El descanso es algo fundamental no solo para nuestro bienestar, también para adelgazar. Y es que, no dormir las siete o nueve horas recomendables puede ayudar a que ganemos peso. Por lo que dormir bien y cuidar nuestro descanso es esencial para conseguir nuestros objetivos.