Tarde o temprano, la inevitable pregunta, expresada en mil formas distintas, llega. "Mamá, ¿me voy a infectar de coronavirus?". "¿Me voy a morir?". "¿Te vas a morir tú?". "¿Morirá la abuela?". "¿Tendremos que estar en casa encerrados para siempre?". Las respuestas varían en función de cada niño, de su edad y carácter, pero los profesionales recomiendan, antes de afrontar el espinoso asunto, mirar primero cómo estamos gestionando esta crisis nosotros, los adultos. "Antes de pensar en el niño, para un momento y mírate a ti, ¿Cómo estás? ¿Estás alarmado?", apunta Lídia Casanovas, educadora de la cooperativa Fil a l'agulla de Barcelona, especializada en acompañamiento en momentos de conflicto. "Los niños captan el ambiente; es importante no contagiarles el pánico -prosigue-; muchas veces lo que los pequeños necesitan es más presencia y menos información". "Los niños necesitan sentirse protegidos, queridos y reconocidos", resume.

El profesor del departamento de Pedagogía aplicada de la UAB, Xavier Gimeno Soria, miembro de Barcelona Espai de Supervisió, coincide con Casanovas en la importancia del papel del adulto. "Quizá lo que tenemos que hacer es no invadir a los niños con nuestras cosas; más que explicar, la clave es escuchar", apunta el profesor.

Oportunidades educativas

Casanovas señala también la necesidad de poner el foco en prevenir el racismo. "Hemos detectado a niños y niñas que ya hacen pequeñas exclusiones", apunta. Pone un ejemplo: el otro día, un grupo de niños jugaba a un juego de carta de modelos de familia, y cuando les salió la carta de la familia china un niño dijo "no, no, a estos no les queremos". "Es muy importante prevenir el racismo. Todo son oportunidades educativas para trabajar", remarca la educadora. ¿Otra oportunidad importantísima? Trabajar los hábitos de higiene. "Es un súper buen momento para reforzar los hábitos de higiene. Mientras cantas una canción, te lavas las manos con jabón. También para trabajar los cuidados. Cuidarse a uno mismo y cuidar de los demás, por ejemplo tosiendo o estornudando tapándose la boca con el brazo para proteger a los demás", concluye la profesional.

El jefe de Pediatría del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el doctor Juanjo Garcia, coincide con Casanovas en esa necesidad y oportunidad de trabajar con los niños los hábitos de higiene, y añade otro consejo a los padres de niños algo más mayores: que adviertan a sus hijos de la importancia de no difundir rumores. "Es importante enseñar a los niños que esos rumores pueden hacer que se preocupen otros niños", insiste el doctor.

"Y tú, ¿cómo te sientes?"

Sobre las respuestas concretas a las temidas preguntas, Casanovas da algunas pistas. La primera, rebotar la pregunta: "Y tú, ¿qué sabes de eso?". "La información en pequeñas dosis puede calmar, pero es importante conocer la duda concreta. Saber si lo que quieren es saber qué significa epidemia o si lo que les pasa es que tienen miedo. En la repregunta, además, hay una cuestión clave, preguntarles cómo se sienten", añade la especialista. El doctor Garcia aconseja decirles la verdad, pero con respuestas breves, sin entrar en grandes argumentaciones imposibles de entender, y empezando siempre por la parte positiva. Ejemplo: ¿El coronavirus mata? A la mayoría de gente, no. Para la mayoría es como una gripe. En esa misma línea de quedarse con lo positivo, el jefe de Pediatría de Sant Joan de Déu pone otro ejemplo. Si su hijo le pregunta 'entonces, ¿no iremos de colonias?' (su sana preocupación), la respuesta seguramente será "no", pero puede ir acompañada de un "pero podemos aprovechar para estar en casa y pasar más tiempo juntos, jugar al parchís, algo que también nos gusta y no podemos hacer tan a menudo como querríamos".

A ojos de Gimeno Soria, somos los adultos los que desorientamos a los niños. "Las agendas de la conversación familiar la marcamos nosotros. Mirémonos primero nosotros. Protejamos a los niños de esta neurosis", concluye Gimeno Soria a modo de resumen.