¿Nos va a hacer mejores la crisis? Investigadores españoles han comprobado que sí y que el porcentaje de la población que ya demuestra un "crecimiento postraumático" es similar al que revela la literatura científica sobre los cambios psicológicos positivos que experimentan las personas tras vivir un trauma o una adversidad grave.

La crisis causada por la pandemia y el consiguiente confinamiento han generado situaciones de ansiedad, depresión y una profunda preocupación entre los españoles, pero los sentimientos más negativos han convivido, incluso a diario, con emociones positivas y sensaciones de disfrute.

Esas emociones positivas han prevalecido en muchas ocasiones sobre las más negativas, y una vez más han sido las personas mayores -las que según estudios anteriores han demostrado una mayor resiliencia frente a la crisis- las que han manifestado un bienestar vital más alto.

Las conclusiones se ponen de relieve en el tercer estudio que han realizado expertos de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid dentro del proyecto de investigación Vida-Covid-19, que se puso en marcha para conocer los efectos psicológicos de la pandemia.

El trabajo de campo se realizó entre los días 8 y 10 de abril, 26 días después del primer estado de alarma y coincidiendo con el pico más alto de la mortalidad en España, y se hizo en paralelo con las universidades de Sheffield (Reino Unido) y Maynooth (Irlanda).La doctora Carmen Valiente, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica

de esta facultad, ha observado que las emociones negativas son más fáciles de identificar que las positivas y que sentir y saltar de unas a otras es normal en el ser humano.

"Cada una cumple una función y la presencia de todas ellas son compatibles y necesarias", ha explicado a EFE la investigadora, y ha reconocido que en un contexto como el actual (miles de muertos, de enfermos, crisis económica, etc) puede llegar a costar expresar las emociones más positivas, "pero la experiencia y la expresión de éstas nos hacen más resilientes ante la adversidad".

El estudio revela que un porcentaje muy alto de los españoles lograron durante el confinamiento más severo divertirse y hacer cosas satisfactorias y que les hicieron disfrutar, y la mitad de la población confesó, además, haber aprendido algo interesante e incluso haberse dado algún capricho.

Los investigadores han comprobado que el bienestar "vital" es ligeramente superior entre los hombres que entre las mujeres, que aumenta paulatinamente con la edad y que también es mayor entre las personas con más ingresos, y lo han achacado a las condiciones de la vivienda, a la satisfacción de las necesidades durante el confinamiento y a una menor amenaza económica futura.

El estudio profundiza en el "crecimiento postraumático" y en los cambios psicológicos positivos que experimentan las personas tras vivir un trauma o una adversidad (una enfermedad grave, una pérdida traumática o una catástrofe natural).

Y han comprobado que aproximadamente la mitad de la población presenta ya síntomas de ese "crecimiento" y que se trata de un porcentaje similar al ya descrito en la literatura científica, que ha puesto de relieve que entre el 40 y el 70 por ciento de las personas que se enfrentan a eventos muy estresantes acaban experimentando ese crecimiento.

Un crecimiento que es mucho mayor en las mujeres que en los hombres, según los investigadores, que han observado también que el grupo de edad que va a experimentar un mayor desarrollo de esa faceta son los jóvenes entre 18 y 24 años, precisamente los que han demostrado tener los niveles de bienestar "vital" más bajos y los que han presentado mayores niveles de malestar.

Carmen Valiente ha definido el crecimiento postraumático como la percepción de cambios positivos como resultado de la lucha contra una experiencia traumática, y ha incidido en que la ciencia ya ha demostrado que las personas expuestas a un evento traumático (por ejemplo los supervivientes al cáncer) desarrollan cambios positivos "en sus actitudes, comportamientos y valores".

Sustentada en la experiencia de estudios anteriores y a la vista de los primeros resultados obtenidos ahora, Carmen Valiente es tajante: "esperemos que el coronavirus también traiga, aunque no debemos exigírselo a nadie, algunos cambios que nos hagan percibir algunos beneficios de la tragedia y sirvan para transformar nuestras vidas y el mundo. Nos hará falta".