Luchar contra la tecnología nunca ha sido fácil. Desde siempre si el Mac se quedaba colgado o un troyano te invadía el PC, cundía el pánico. Era el momento de llamar al amigo friki que entendía de ordenadores o de visionar un "ilustrativo" tutorial en youtube para intentar apagar el fuego. Si no, siempre quedaba el truco de desenchufar y ver qué pasa.

Ahora el asunto es mucho más grave. El Whatsapp ha introducido una nueva ¿mejora? en su última actualización: el doble check azul. Dos inofensivas rayitas de tono celeste que indican que un mensaje ha sido leído. Ya no vale el "estaba liada y no vi tu mensaje" ni el "tengo el móvil en silencio y no lo escuché". A partir de ahora siempre tendrás al doble check apuntándote cual dedo acusador.

Yo no sé si los creadores de la herramienta son conscientes de lo que esto puede suponer. Discusiones de pareja, malentendidos entre amigos íntimos e incluso broncas en el trabajo, por citar sólo algunas consecuencias. Como si no tuviéramos ya bastante faena con intentar ocultar la última hora de conexión para evitar reprimendas si la noche se alargó demasiado o si estabas hablando con tu prima la de Cádiz cuando decías estar durmiendo.

Pero no todo está perdido. Llega el momento de echar mano de la picaresca y torear a la reina de todas las aplicaciones móviles. Dicen que la opción no se puede desactivar y que es imposible engañar al sistema, pero yo no me doy por vencida. Activo la pantalla emergente, desplazo hacia abajo la barra de notificaciones y hasta me conformo con leer las cuatro primeras palabras que aparecen sin abrir la conversación. Lo que sea por vencer al gigante de la bola verde y poder decidir a quién contesto y cuándo lo hago.