La capacidad de sorpresa se va agotando con las posibilidades de innovar. Ni todas las categorías de producto pueden sorprender igual, ni cada generación puede ser tan disruptora como para dejar con la boca abierta. Por eso con cada nuevo dispositivo de Apple, Samsung, LG o cualquier otro se suelen oír críticas en este sentido. No se puede reinventar la rueda constantemente. Ocurrió, por ejemplo, con el Apple Watch, un dispositivo muy prometedor y que seguramente se lleve el gato al agua en esta categoría, pero que resultó poco innovador teniendo en cuenta la cantidad de 'smartwatches' que hemos visto ya.

El iPhone lo cambió todo, pero inevitablemente, versión tras versión, fue perdiendo su capacidad de sorpresa. Y la mayoría de los fabricantes de móviles han ido sufriendo el estigma de "parecerse al iPhone". Pocos teléfonos inteligentes han conseguido sorprender de verdad y, si lo han hecho, se ha quedado en un impacto inicial.

Sin embargo, ya estamos en 2014 y no hemos visto dispositivos tan, tan chocantes a nivel de 'hardware'. Esta tecnología ha derivado en pantallas curvas, como la del LG Flex, que sacrificaba calidad visual por conseguir este resultado con pocos o ningún efecto práctico; o el Galaxy Note Edge, cuyo borde resulta muy sorprendente, pero no tanto como un teléfono que se dobla íntegramente y cuya utilidad real está realmente por ver. ¿Un borde de 160 píxeles extra realmente supone una ventaja con respecto a ventanas flotantes o a pestañas desplegables y justifica un aumento de precio?

Cuando se lanzó, el iPhone no ofrecía nada que no se hubiese visto realmente nunca, pero lo ofrecía en único dispositivo y como nadie hasta entonces. Quizá es lo que ocurra con el Apple Watch. Y quizá también sea lo que ocurra con la realidad virtual en dispositivos móviles con Gear VR, si Samsung y Oculus VR juegan bien sus cartas. Hay algunos juegos y demos de realidad virtual en Google Play y varios cascos, incluso el Cardboard de cartón de Google; pero la realidad es que no hay una experiencia buena, ni consistente. Si mañana un usuario de un móvil quisiese apostar por la realidad virtual, se encontraría con muchos problemas para disfrutar realmente de un ecosistema bien formado (como dificultad para encontrarlo en el punto de venta y ausencia de 'software').

En este sentido, el nuevo Yotaphone 2 sí resulta sorprendente, fresco e innovador gracias a sus dos pantallas. Además, su diseño es realmente bueno (recuerda por delante al Nexus 5, aunque con la curvatura en la parte trasera del HTC One M8, con un tacto muy agradable).

Durante los primeros minutos con él, experimenté un impacto, que no recuerdo haber experimentado con un 'smartphone' en mucho tiempo (dejando a un lado la reciente experiencia con el Gear VR, que es un accesorio y no un teléfono). Y, lo que es más importante: afecta a la experiencia de uso en el día a día. Por defecto, la pantalla LCD de color tiene la habitual interfaz Android, mientras que la de tinta electrónica muestra una interfaz específica más sencilla. También podemos "pasar" la imagen de la LCD a la de tinta electrónica con un único botón en la pantalla táctil.

De esta forma, es posible utilizar la LCD para ver vídeos o fotografías y pasar a la de tinta electrónica si lo único que vamos a hacer es repasar el 'timeline' de Twitter o leer un artículo. Claro que la velocidad de refresco de la pantalla de e-ink es terrible, pero también cansa menos la vista, apenas consume energía y se ve de maravilla cuando hay buena luz. También podemos utilizar para todo lo que sea navegación, multimedia o social media en la pantalla de color y dejar la de e-ink para leer libros... La cuestión es combinarlo según el gusto del usuario para hacer más cómoda la lectura y ahorrar batería. Además, podemos habilitar un modo de ahorro de batería de emergencia en el que únicamente usamos la pantalla de tinta electrónica y algunas funciones básicas (llamadas, mails, SMS), que prolonga la duración de la batería durante días.

También tiene la pantalla de tinta electrónica una función estética y de acceso directo. Siempre está encendida, sin apenas consumir energía, mostrando widgets como la hora, el tiempo o las notificaciones que nos han llegado. También puede mostrar un carrusel de fotografías (del álbum, Facebook, Instagram, Yahoo...) que se adueñan de la parte trasera del teléfono, como si tuviésemos una carcasa 'tuneada'. Por ejemplo, ahora un carrusel de fotos de mi Instagram decoran el Yotaphone que estoy probando.

Por otra parte, el Yotaphone utiliza su pantalla de tinta electrónica para darnos algunas sorpresas, como distintas cámaras, imágenes o versiones de la palabra "Smile" (sonríe) en inglés, cuando utilizamos la cámara de fotos. Además, si ejecutamos la cámara en la pantalla de tinta electrónica, podemos utilizarla directamente para hacernos un 'selfie' y así encuadrar bien la fotografía.

Tan solo llevo usando el teléfono unas horas, por lo que aún debo probar bien la cámara, comprobar el rendimiento de batería y lo curisoso es que a pesar de los muchos 'smartphones' Android que he utilizado, estoy en pleno proceso de aprendizaje y adaptación. Andar cambiando el móvil de lado exige un cambio en los hábitos de uso del teléfono y ni siquiera sé si finalmente las ventajas que aporta compensarán ese "esfuerzo", pero el Yotaphone 2 realmente me ha sorprendido.

Lo que tengo claro es que su aportación no son los fuegos de artificio que son, a mi juicio, las pantallas curvas del LG Flex y el Samsung Galaxy Round. Realmente aporta valor al producto. Claro que la innovación tiene un precio y en este caso son 700 euros. ¿Está preparado un mercado saturado de nuevas y cada vez más económicas opciones para acoger un cambio así, de una marca desconocida, por lo que cuesta el iPhone 6 más barato? En este sentido, os invito a leer este interesante artículo de El Androide Libre sobre esta cuestión, con el que me he topado mientras redactaba este texto.