Las redes sociales siguen ganado terreno en nuestras vidas. Acciones que antes requerían un contacto personal se ven sustituidas cada vez más por las que realizamos en el espacio virtual.

Hoy es habitual que a través de estas herramientas los usuarios compartan todo tipo de información. No sólo comentarios o conversaciones a veces personales, sino también fotos o vídeos que en muchas ocasiones pertenecen al ámbito de nuestra intimidad o la de nuestros hijos.

Sin embargo, seamos más o menos celosos de la información que trasladamos de nosotros mismos o de nuestro entorno, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones sobre las fotos que publicamos en Facebook, Instagram y otras plataformas:

Fotos con datos personales

En el contexto de una vida retratada con fotos casi a diario en los quehaceres más cotidianos podemos llegar a descuidar los detalles. Al publicar fotos debemos tener cuidado de no revelar datos personales. Esto implica tener cuidado de no fotografiar el DNI, el carnet de conducir, el pasaporte o cualquier otra información sensible para evitar posibles suplantaciones u otro tipo de disgustos.

Lo mismo sucedería con billetes de avión, boletos premiados o entradas para museos, monumentos y cualquier espectáculo. ¿El riesgo? Que nos puedan robar el código de barras o QR. De hecho, recientemente se conoció el caso de una joven australiana que fue víctima del robo de un premio en metálico tras compartir la imagen del billete ganador de una apuesta hípica en Facebook.

Fotos de los hijos

La forma en la que utilizamos las redes sociales se ve en muchas ocasiones mediatizada por nuestro entorno. Así, si nuestros amigos comparten a través de ellas las fotos de sus hijos, hacerlo con los propios se ve como lo más normal. La carrera desbocada por exhibirlos en las redes sociales sin pudor es hoy tan habitual como cuestionable.

Los expertos alertan repetidamente contra esta costumbre tan extendida. Hay al menos dos razones: su intimidad y el peligro de que su imagen quede expuesta a posibles pederastas. Respecto a la primera cuestión, no es difícil imaginar que en unos años nuestros propios vástagos puedan no sentirse cómodos con el relato de su vida que los padres han proyectado a través de cientos de fotos. El segundo peligro, mucho más serio, es una hipótesis quizás extrema, pero no por ello hay que dejar de tenerla en cuenta.

Fotos de vacaciones... de vacaciones

No hay ningún problema en demostrar al mundo lo maravillosas que han sido nuestras vacaciones, pero sí que las contemos en directo. Si nuestras publicaciones las puede ver cualquiera o, sencillamente, cuando nuestro número de amigos empieza a superar los tres dígitos, cualquier información puede volverse incontrolable. Subir imágenes lejos de nuestro hogar proporciona a los enemigos de lo ajeno la valiosa información de que nuestra casa está vacía por unos días.

Fotos geolocalizadas

Publicar fotos con datos de geolocalización puede ser igualmente sensible. Los móviles inteligentes permiten esta opción, que ofrece múltiples ventajas pero puede convertirse también en un arma de doble filo.

La información que facilitan las imágenes guardadas si no se desactiva esta utilidad puede revelar, por ejemplo, en qué punto se encuentra nuestra casa de vacaciones sólo por tomarnos una foto durante nuestros días de ocio y compartirla en internet. Esta información puede ser igualmente útil para delincuentes que conozcan cuándo podemos dejarla deshabitada.

Fotos de fiesta

Salir a tomar unas cañas o unas copas puede ser lo más normal del mundo. Disfrutar de ello con la familia o los amigos forma parte de la cultura española, pero hay que tener mucho cuidado, porque las fotos que habitualmente nos sacamos e incluso publicamos en ese momento pueden tener consecuencias indeseables.

Más allá de si nos hemos pasado o no con el alcohol, la imagen que trasladamos puede ser divertida en nuestro círculo de amigos, pero quizás no en otros, como el laboral. No es extraño que nuestros perfiles en las redes sociales puedan ser objeto de seguimiento en el trabajo o en los procesos de selección de empleo.