Su madre lucha por encontrarlo. Su familia busca, pero el entorno calla: solo hay silencio. Han pasado tres años. Un vídeo, el de la brutal agresión que recibió el joven de 21 años aquella noche en Orihuela (Alicante) es lo único que queda. Las pesquisas no avanzan. Las respuestas no llegan. Henry no está.