Su afán depredador no tenía límites. Una de sus víctimas es una discapacitada. Quedaron con ella en un piso de Castelldefels y como sabían que se medicaba, le dieron alcohol y, como ellos mismo relatan, la agredieron los cinco. Todo lo grababan y lo compartían en redes. Según manifiestan salían de caza en busca de presas y su desprecio por las mujeres que caían en sus redes es total. El grupo hacía alarde de venerar a sus madres, para ellos las únicas mujeres que merecen respeto.