El juicio por el asesinato de la joven Romina Celeste ha quedado visto para sentencia. Pese a que el acusado confesó que mató, descuartizó y quemó a su esposa, es el jurado popular el que deberá decidir si lo declara o no culpable. El acusado ha aprovechado el último turno de palabra para pedir perdón. Se ha mostrado menos frío que en otras ocasiones, pero no ha revelado donde están los restos mortales de Romina. Una petición que le hace reiteradamente la madre de la víctima que considera que las palabras de arrepentimiento son “un teatro”.