Junto a su rostro y su féretro, cinco objetos, cinco símbolos de la vida y pasiones de Carlos Saura. Su emblemático sombrero, las gafas con las que miraba el mundo con tanta inteligencia, una rosa roja, una cámara de fotos que él mismo fabricó y esa silla de grandísimo director. Nunca 91 años estuvieron tan aprovechados...no solo para él, también para sus sucesivas generaciones. Muchos directores y directoras se sienten parte de su escuela. Más de 50 películas que resonaron en el mundo con tanta fuerza como estos tambores de Calanda, que hoy le homenajean y que hace décadas ya sonaron en su 'Peppermint Frappe'.