Los jugadores brasileños estaban absolutamente desmoralizados tras la histórica paliza por 7-1 frente a Alemania. “Ha sido el peor día de nuestras vidas, hablando de fútbol, y el mejor día de Alemania. Queda otro partido y hay que levantar la cabeza y sacar fuerzas para jugar. Yo estoy muy orgulloso de este grupo”, aseguraba Marcelo.