Esta vez salió cruz. La fortuna dio la espalda o la falta de acierto dio la cara en una tanda de penaltis que castigó el mejor partido de España en ella Eurocopa. Un equipo con identidad que no encuentra techo, que ya había cumplido las expectativas y se ha vuelto a ganar el respeto del mundo del fútbol en un rodaje para el Mundial de un grupo de futbolistas que regresan a casa con la cabeza alta.

España acarició la excelencia como al balón en un duelo de alta escuela. Ganó el fútbol en el enfrentamiento de dos bloques sin una estrella de referencia. Dos equipos que crecen desde el balón y batallaron por adueñarse de él. Una misma idea con mejor interpretación de la posesión de España pero mayor sensación de peligro italiana, con dinamita arriba.