A las 10:10 de la mañana, acompañado de su cuerpo técnico, Lucas Alcaraz llegó a Buñol para despedirse de la plantilla en la intimidad del vestuario. Poco más de un cuarto de hora después se marchó de la Ciudad Deportiva sin hacer declaraciones e intercambiando abrazos y buenos deseos. Aunque este adiós no fue menos efusivo que el de Mendilibar.