Ya hace casi un mes que Carlos Soler estampó su firma en el nuevo contrato que le une al PSG. El canterano valencianista se marchó de Mestalla en los últimos días de mercado tras una operación relámpago que dejó aproximadamente 20 millones de euros en las arcas del Valencia.

A pesar de su marcha, Soler quiso dejar claro que su primera idea siempre fue la de seguir ligado al club de su vida, pero no estuvo cerca de llegar a un acuerdo con los responsables: "Al final yo estaba pidiendo un contrato de larga duración porque quería vincularme prácticamente todo. De los 25 a los 33, 34 o 35 años, vincularme toda mi vida con el Valencia. Un contrato de larga duración, ocho o nueve o diez años. En España está permitido y eso era lo que yo pedía el club en ese sentido. No me lo ofreció. Tampoco le tengo nada que reprochar, es su decisión, si no lo consideraron así, pues ya está. Es fútbol".

Carlos deseó que esta 'ruptura' profesional no genere ningún tipo de tensión ni rencor con el club en el que se ha criado como jugador de fútbol: "Obviamente que me da pena marcharme, pero no lo tomo como algo personal, y espero que al revés tampoco y no se me guarde rencor".

Por último, destacó que la pena por no poder continuar en Mestalla no le impide sentir ilusión por un nuevo reto: "Tengo la ilusión por empezar algo, algo nuevo, es otra etapa de mi vida que pienso disfrutar al máximo".