Pese a las dificultades que puso la Atalanta a la contra durante la totalidad del encuentro, el Villarreal salvó el primer compromiso con un valioso empate en su regreso a la Champions League, después de diez años de ausencia, dando una imagen de fiabilidad y de competitividad, aprovechando los tramos en los que el conjunto dirigido por Giam Piero Gasperini cedió en sus ofensivas y siendo sólidos cuando los transalpinos abrieron su abanico de opciones en ataque. Pero sobre todo, aprovechando los momentos de desconexión para asestar golpes necesarios para poner a su rival contra las cuerdas en más de una ocasión. Un empate trabajado y sufrido que dejó una sensación agridulce cuando Gerard Moreno, en el último suspiro, remató a bocajarro un centro de Parejo que Musso mandó a saque de esquina a duras penas. No obstante, el empate adquirió valor, ya que su consecución comenzó de la peor manera posible. 

La banda derecha, con Zappacosta como actor principal, fue, para la Atalanta, una vía de escape hacia la portería defendida de Rulli desde el inicio y así lo demostró a los cinco minutos de partido. Duvan Zapata recibió dentro del área, aprovechó su corpulencia física para aguantar el esférico y así captar la atención de los defensores amarillos, y se la cedió a Freuler para poner el primero en el marcador, a través de un derechazo que acabó sobrepasando la línea de gol después de impactar en el palo. Fue una declaración de intenciones de lo que llegó posteriormente: un Atalanta que no dejó de insistir.

Pese a ello, el Villarreal halló su premio trazando una presión adelantada. Trigueros aprovechó un despeje defectuoso de Toloi para cazar el balón y superar a Musso. Tanto que desató la euforia en las gradas de La Cerámica y desmelenó al cuadro de Unai Emery en ataque. Gerard Moreno, que antes del empate a uno la tuvo en sus botas, cabeceó un balón parado de Dani Parejo en el área pequeña que el portero argentino palmeó de forma sobresaliente. Sin duda, la mejor de los groguets, que se marcharon a vestuarios con la sensación de haber arrinconado a un rival que les puso las cosas muy difíciles. 

La autoestima con la que llegó el Villarreal al descanso salió de la Atalanta: fuerte y dominante en tres cuartos de campo. A los pocos minutos de la reanudación, Malinovski hizo volar a Rulli debido a un lanzamiento que fue dirigido a la escuadra y Gosens, instantes más tarde, desaprovechó un envío desde atrás de Toloi que no pudo conectar favorablemente el alemán. No en vano, el cuadro de la Plana Baixa no dijo la última palabra pese al poderío italiano, que vio en Gerard Moreno como su principal motivo para poner la ventaja en el marcador. Pese a ello, Danjuma, quien entró para revolucionar el partido desde la banda, lo logró no solo con sus acciones, sino también con un golazo. Parejo robó, el ‘7’ controló y el ex del Bournemouth machacó el balón al fondo de las mallas. 

La Cerámica se las prometió felices, pero ‘La Dea’ apareció cuando menos se le esperó. Un error de concentración de la defensa del Villarreal fue aprovechado por un Ilicic que quiso controlar en primera instancia, pero su defectuoso control hizo que Gosens, solo dentro del área pequeña, superase a Rulli para empatar el partido. La expulsión de Coquelin puso cuesta arriba la hazaña de la victoria, pero Gerard Moreno, en la última intentona de su equipo, se topó con Musso pese a que su remate fue casi a bocajarro.

La vuelta de la Champions para el Villarreal deja un balance lleno de conclusiones, pero demostró que el equipo de Unai Emery no se arrugará en su camino por el torneo de las estrellas. El cuadro amarillo está preparado para competir y para soñar.