«Estoy listo para jugar ya, no os creáis nada». Este es uno de los muchos comentarios que escribió ayer JR Giddens en su Twitter, pero ni el propio club le ha creído. La relación entre el estadounidense y el Power Electronics Valencia llegó a su fin tal como anoche afirmó Pesic en rueda de prensa, sin esperar a que el jugador debute con la elástica taronja tras su fichaje el pasado 7 de enero. Y es que pese a que el jugador insiste en que está perfectamente, la realidad era muy distinta. De hecho, desde hace varios días la entidad valenciana empezó a buscar soluciones para buscarle una salida al ex del Asseco Prokom, que había firmado un contrato garantizado con los de La Fonteta hasta final de la presente temporada, en principio para ocupar la ficha de Jeremy Richardson, aún lesionado.

La decepción en el Valencia Basket ha sido mayúscula debido a la pésima condición física en la que llegó el jugador, que en caso de que hubiese continuado, habría necesitado un mes como mínimo para estar a disposición del técnico en plenas condiciones. Algo que explica, entre otras cosas, la negativa del Svetislav Pesic a inscribirlo en el Top 16 de la Euroliga el pasado martes. La alarma saltó nada más llegar el jugador a Valencia el pasado 9 de enero. Tras practicarle la habitual revisión médica, el escolta norteamericano fue sometido a diversas pruebas para comprobar su nivel físico, mostrando en la mayoría de ellas un estado paupérrimo. Al margen de su evidente sobrepeso —cerca de cuatro ´kilos´—, uno de los datos más reveladores en este tipo de pruebas lo marca el porcentaje de grasa corporal del jugador en cuestión. En este caso concreto, y casi como era de esperar según se han desarrollado los acontecimientos, Giddens poseía el mayor porcentaje de toda la plantilla, por encima incluso de los jugadores interiores, lo que resulta sorprendente para un jugador exterior de su estatura.

Un dato que, unido a las fotografías que Giddens muestra prácticamente a diario en su twitter haciendo ostentación de una dieta de todo menos sana, y además rica en grasas, aumentó añun más la crispación dentro del club y principalmente en el cuerpo técnico. Esos malos hábitos alimenticios agravaron todavía más el estado físico de un jugador que no había vuelto a ejercitarse ni una sola vez desde su salida del conjunto polaco el pasado 23 de diciembre. Pese a todo, también es justo decir que la actitud del escolta hasta la fecha había sido irreprochable, cumpliendo en todo momento las pautas y el plan de trabajo especial que llevó a cabo desde que se incorporó a la disciplina taronja. Ayer la ausencia de Giddens al lado del banquillo local hacía temer lo peor, una noticia que acabó confirmando Pesic.