Recuerdo como si fuera hoy una de las cosas que escribí poco antes del partido que el Valencia jugó en el campo del Levante. Es más, recuerdo que aunque por una vez, el fútbol me dio la razón —pasó que lo mi neurona preguntona había previsto— nadie me hizo caso. La conclusión de aquello era que cuando uno escribe canciones, habla de cosas volubles y reflexiona más o menos certeramente, tiene cierta repercusión. Cuando escribo de fútbol la gente no me hace ni puñetero caso.

Igualar la intensidad

Ese día escribí que el Levante tenía un problema, y era que a esas alturas de la Liga, para el Valencia y para cualquiera que fuera al Ciutat, era demasiado evidente el punto fuerte de los granotas, es decir, mi teoría era que a los granotas no les iba a servir su principal alma, que no es otra que ir hasta el infinito y más allá en cada balón, y que si querían hacer algo contra los chotos, no tenían más remedio que jugar a fútbol. Total, que el Valencia se puso el mono de trabajo y no hubo partido; una vez igualada la intensidad, se impuso la calidad. Lógico...

La Piel del Choto

Luego vino una eliminatoria de Copa en la que recordé a los granotas que creyeron tener la piel del choto antes de haberlo cazado que al final se fueron calentitos para casa porque el equipo —antes me refería a los aficionados— no quería guerra. Si el Valencia fuera un equipo fiable ahora mismo estaría recordando a los granotas que en los últimos cinco partidos entre Valencia y Levante el saldo es de 10-1 para los chotos pero hoy el problema lo tengo yo, porque a día de hoy, para el Levante es demasiado evidente cuál es el punto débil del Valencia. Sabe que marcara un gol. O más.

No veis la bala

Aún así podría burlarme y hacer como un buen amigo que desde la distancia me insiste en echar mano de la historia y la estadística para recordar que el verdadero derbi es entre el Levante y el Mestalla, pero no lo haré porque aunque alguno se lo merezca, tampoco quiero ser tan malo. Si acaso choto. Soy choto, pero choto, choto, choto... Vamos, lo que es muy choto. Como veis queridos granotas, mi guitarra no dispara, pero sí os apunto aunque no veáis la bala... Viva el derbi, manque pierda el Valencia. (En cualquier caso, siempre nos quedará Juan Ignacio Martínez que amenaza con dejar a David Navarro en el banquillo y poner a Cabral de titular... Dicen que Aduriz se frota las manos, y lo entiendo).

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