El Valencia se trae de Estados Unidos un dinero en efectivo que tampoco es demasiado, minutos de televisión en grandes cadenas norteamericanas, una serie de contactos para el futuro y sobre todo una enorme inversión en responsabilidad social corporativa, que es una estrategia empresarial cuyo objetivo es mejorar el valor añadido de una marca y por tanto su situación competitiva. Pero es hora de volver a casa, donde hay muchas cosas que Salvo y Lay Hoon han de atender con urgencia. Una por encima de todas. Decidido como está que Lim tiene intención de invertir por un equipo que compita en la Champions, queda por decidir en qué jugadores se va a concretar esa apuesta y quién los va a elegir. Lo primero es importante, inversión, ya lo hemos podido comprobar la temporada que acaba, pero lo segundo es necesario para no volvernos locos ni exportar la impresión de que aquí cada uno hace la guerra por su cuenta. En estos casos se habla siempre de consenso y esta vez no es una excepción, pero en definitiva alguien tiene que decidir cuál es la idea de equipo que queremos, a qué jugamos, con qué elementos vamos a contar y cuál va a ser el papel estratégico de Mendes.

Otamendi

Lo que se firma...

El Valencia cumple lo que firma con sus futbolistas, paga hasta el último euro sus contratos, lo ha hecho incluso en momentos de extrema dificultad, al borde de la ruina. No es tampoco ningún mérito, es su obligación, por eso cuando se dan casos como el de Otamendi está en su derecho de obligar al jugador a cumplir su parte de ese mismo contrato. Dicen que el Manchester es el club más rico del mundo, percibe actualmente por los derechos de televisión -antes del nuevo contrato- más del doble que el Valencia y ha firmado con Adidas por casi cien millones de euros al año el acuerdo más importante de la historia. Si, como desliza el agente del argentino, no están dispuestos a poner los 50 millones, es que en realidad no quieren a nuestro General. Ahora, para ver si el Valencia baja el precio, se filtra como alternativa el nombre de Dante, el del Bayern. Sí, ese que cayó electrocutado por un regate de Messi. Temblando estamos.