Mas allá de buen juego, lo que necesitábamos ya como agua de mayo era sumar los tres puntos, y eso es justamente lo que hicimos ante el Tenerife. Aún así, parece ser que un pequeño reducto de la afición no entiende lo que es la Segunda División: una categoría durísima e igualadísima, como se puede ver si analizamos los resultados de cada fin de semana. Muchísimos equipos están en un puño en la clasificación, y por suerte el Levante se encuentra por encima de todos ellos y otra vez con cierta holgura.

Una vez más lamentables, lo digo como lo pienso, fueron los pitos a los nuestros de una minoría acostumbrada al caviar y al champán de la Primera División. Señores, que a nadie se le olvide que por desgracia bajamos la pasada temporada y ahora nos toca bajar al fango. Como se suele decir, sacar los partidos adelante por lo civil o por lo criminal. Es triste escuchar a la gente protestar cuando el equipo está partiéndose la cara en el césped literalmente; y lo es porque si hay algo que no se les puede echar en cara a nuestros jugadores es actitud y compromiso. Lo único positivo de todo esto es que se trata de una pequeña minoría, y a la que como tal no dedicaré más espacio.

Triunfo de gran valor

La victoria no sirvió para cambiar en exceso la imagen del equipo, al que le sigue costando horrores sacar los partidos, pero sí la dinámica negativa de semanas previas. Se venía de dos derrotas consecutivas, las de Oviedo y Girona, y es por eso por lo que se puede hablar de triunfo balsámico y de cierta enjundia; el Tenerife estuvo bien plantado y llegaba al Ciutat después de encadenar seis partidos sin perder.

El Rubén ‘querido’

Desde el minuto 1 se complicaron las cosas. Y fue ahí donde Muñiz, otra vez, leyó muy bien lo que estaba pasando y no le tembló el pulso a la hora de hacer un cambio con apenas media hora jugada. Esta vez fue Lerma el damnificado, aunque yo lo que prefiero es destacar el buen partido de su sustituto, Verza, y sobre todo de Rubén García. El ‘niño’ se pareció bastante al que nos deslumbrara hace tres años.

¿Pocos y mal avenidos?

Si en el césped parece que vuelve la calma, todo lo contrario en la parcela social. Hay momentos en que me pongo a pensar y me entra una profunda tristeza al ver cómo lo que para mí siempre fue una gran familia granota ahora se desquebraja y se divide. ¿Somos pocos y encima nos peleamos? Visto desde fuera, el tema de la fundación, los patronos y demás charanga parece una lucha sin cuartel por el poder. ¿Alguien piensa de verdad en el bien del Levante UD de verdad? Espero que el espíritu navideño despierte la sensatez en unos y otros e intentemos entre todos buscar el bien común: el del club. Nos estamos jugando demasiado como para tener guerras de poder, o queremos que pase como en el vecino.