Poco nos duró la resaca del Madrid. Desde hace años vengo diciendo que nuestro equipo juega partidos de fútbol-7. No por los espacios ni el número de jugadores (aunque a veces pueda interpretarse que también) sino por la caducidad de la competitividad durante los encuentros. He perdido la cuenta de los partidos en los que nos marcan al final. El Valencia CF hizo lo más difícil: competir, resistir y adelantarse bien avanzada la segunda parte. Sólo quedaba sufrir, como se sufrió contra el Madrid en los últimos minutos. Pero no sólo nos empataron, sino que nos machacaron. Da más rabia perder así. Y es que en cuanto se baja la guardia, pasamos de una de cal a una de arena. El equipo compitió, sí: mantuvo el tono, dio la cara€pero al final deciden los detalles.

Retratados

Y cuanta más irregularidad en la alineación, más detalles en contra. Cierto es que teníamos bajas sensibles (más sensible va a ser la de Orellana, que se complicó la vida, quizá por la extenuación). Y en un deporte de equipo nunca es conveniente señalar a alguien en concreto. Pero en las crónicas del partido ya han quedado retratados dos jugadores: Abdennour y Cancelo. El primero tuvo la suerte de que Alves salvó los muebles en dos ocasiones ante sendos errores. Uno en el minuto 47 en la que, frente al control, giro y remate del delantero rival, el defensa puso el cuerpo al revés. La segunda, minuto 64, en un fallo posicional (de toda la línea defensiva, no sólo de él) cuando se le ve corriendo tras Sobrino dos marchas por debajo. Cinco minutos después, Soler aprovechó el retruc del libre directo de Parejo para marcar un golazo de escorzo.

Fondo físico

Parecía que íbamos a salir definitivamente del estado de mediocridad en el que seguimos instalados. Pero en esas que, a los cinco minutos, Abdennour despeja hacia el área un centro sin mucho peligro, y no sólo eso sino que al intentar rehacerse tropieza con ¿Cancelo? mientras Ibai Gómez arma la pierna para chutar a puerta. Y en el 86, Katai regatea a Alves mientras Cancelo está de picnic. Sólo me lo explico por una cuestión de fondo físico. Si no, no tiene sentido que no adelante la línea con los centrales. Son detalles. Pero detalles de jugadores que, hoy por hoy, están un punto por debajo en rendimiento del resto de la plantilla. Por hache o por be, por distracción mental o por falta de fondo, o quizá por cualidades, o por inseguridades personales, el caso es que sus estadísticas les condenan.

Director deportivo

Ya lo decía aquel anuncio de Pirelli con Carl Lewis de protagonista: "La potencia sin control no sirve de nada". Creo que es el eslogan que debería colgar en una pancarta en el vestuario. Por lo demás, el equipo mantuvo orden y concierto, aunque le faltó intensidad y concentración. El partido en sí recordó mucho a los de la era Benítez, pero sin final feliz. ¡Ah, aquellos partidos en los que salvábamos los muebles y con una ocasión aislada nos llevábamos el gato al agua! El fútbol de élite son detalles. Esos que detecta un eficiente director deportivo a la hora de fichar. Por eso insistimos tanto en que haya profesionales de verdad y contrastados en los puestos de responsabilidad. Porque el fútbol parece fácil, pero no lo es.

Compromiso

Las diferencias entre equipos son tan estrechas que los detalles deciden partidos. Y hay jugadores con más detalles que otros. Lo pensaba yo, y Enzo reafirma la idea: "Hemos perdido por detalles". Voro lo llama "circunstancias". Mañana martes recibimos al Leganés, y lo que tenemos que hacer es salir a morir. A morder y bregar como contra el Madrid, con la ecuación P+C=E (potencia + control= equilibrio) en todas las líneas. Por nuestra parte, los aficionados no podemos bajar la guardia, ni el ruido, ni la protesta pacífica, ni el objetivo real (salir del pozo), ni podemos confiarnos ni inhibirnos. Toca acudir al campo y manifestarse como el otro día. Para que Lim lo escuche, desde donde esté. Si quiere y puede.

Protesta

Porque esa es otra: si Lim no le coge el teléfono ni a Salvo, ¿qué podemos esperar? No sabemos bien por qué Salvo ha decidido hablar ahora. En realidad, esta temporada todo el mundo habla mucho. Los aficionados sabemos que Salvo debe estar tan decepcionado como el que más. Pero ahora es tiempo de silencio. De aquí a mayo, sólo pueden hablar los jugadores, con los pies. Cuando acabe este suplicio, ahí sí, todo el que tenga que gritar, protestar o tocar la flauta, que lo haga. Hablando de protestas: lo de que nos pongan el partido de Fallas a la hora de la cremà es de teleserie. Una respuesta institucional creativa podría ser cremar las naves y plantear no acudir a jugar el partido si no se cambia. Total, el Barça se plantó en una final de Copa y, más allá de perder el partido, le indultaron para el año siguiente. Y es que, por mucho que se intenten las cosas a buenas, hay quien sólo entiende un idioma.

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