Se estrenaron las camisetas con grandes pompas, y lo primero que nos llamó la atención fueron dos cosas: una, que tenemos patrocinador. ¡Por fin! No estoy demasiado puesto yo en las nuevas tecnologías, pero ya hemos indagado y parece que suena bien. Lo importante es que por fin tenemos cartel, y que además la marca es estética, es decir: que quedan bien sobre fondo blanco. El segundo aspecto que llama la atención, lógicamente, es el diseño. Para mi gusto, demasiado negro. Tengo dudas sobre si, con las mangas tan destacadas, parecerá más bien un chaleco. Pero como sobre gustos no hay nada escrito, escribamos pues que no hay dudas de que la marca que nos viste está sobradamente dotada de estética y buen gusto. La camiseta es bonita. Lo del patrocinio es maravilloso. El inicio de un cambio de era. Empezamos la próxima temporada con buen pie.

Vínculos

Los patrocinios de las camisetas son la madre del cordero. Sin ellos, un equipaje puede parecer un pijama, no tanto porque sea así, sino porque, comparados con los otros equipos que sí los llevan, pareces (eres) el hermano pobre. Por supuesto, como buen romántico valoro mucho la época en la que no hacía falta vestir nada más que un escudo para sentir el peso de la responsabilidad. Pero o tempora, o mores, no podemos negar que al imprimir un advertisement en el pecho, se inicia también un vínculo sentimental con la afición propia, y por supuesto con el seguidor de fútbol en general. Si nos paramos a pensar un segundo, todos tenemos en mente una marca cuando pensamos en una camiseta histórica del Liverpool, por ejemplo, o del United, y por supuesto del Valencia. Y no me refiero al Valencia experience, por supuesto, que debería haberse llamado más bien Valencia experiment.

Ideas

Puestos a dar ideas, si me permiten —y con respeto a la amada camiseta de la senyera—para el año que viene apostaría por una segunda equipación con los colores de la camiseta de la final de copa de 1934, que jugamos en Montjuich contra el Madrid. Aunque palmamos, en el mundo friki valencianista de calle se le tiene enorme estima. Es de color rojo magenta, con una banda escapulada con los colores de la senyera en forma de uve, que nace en los hombros y converge en el centro del pecho. Hubo una edición conmemorativa hace unos años. Puestos a arriesgar, ¿por qué no recuperar la tan tradicionalmente histórica camiseta roja con pantalones negros? La gente joven no tiene conciencia de ello, pero me atrevo a pronosticar que coparía ventas.

Dejen salir

Otro aspecto interesante de la semana es que ya sabemos las perras que nos podemos gastar. Para hacer un equipo competitivo, debemos quitarnos de encima ese gasto similar al de la segunda vivienda que no nos deja pagar la primera, a ese garaje que compramos pensando en alquilarlo y no lo conseguimos ni a la de tres. Negredo sería la bomba, pero aquí no se adaptó. Vino en tiempos convulsos, cierto, pero no podemos mantener su ficha. Si conseguimos que salgan los efectivos que no usamos, podremos hablar de otros tiestos. Hasta entonces, sólo destacan las escasas manifestaciones públicas de alguno. Ryan ha dicho algo así como que quiere confianza y titularidad, que no se queda para comer pipas, vaya. Tiene muchos apoyos en la grada, mucha juventud€ y las ideas claras.

Tapón

El tapón que se hace en la puerta del club es el de todos los años en una sociedad sin money. Pero esta vez, Alemany y Marcelino parecen tener claro que cada hora cuenta. Un ejemplo es Diego Llorente, cuyo precio no es ninguna locura, más bien lo contrario, para sus capacidades. Pero si al final se lo lleva la Real, parece que será porque nos faltó lo esencial en una compraventa: el líquido elemento, y no me refiero al agua chirri. Y si necesitamos algo como agua de mayo (bueno, ya de junio) es un central sin fisuras. El club debería hacer lo imposible por ficharle —siempre y cuando el jugador esté ilusionado y sepa de la importancia histórica de esta entidad y de su relevancia—. Porque el riesgo es mínimo, a ese precio, y las posibilidades mucho mayores que las que tenemos. Al menos, parece que la Fiore espera a que escampe la tormenta para poder hacernos con Badelj.

Abono

Sólo por el mero hecho de tener a gente que sabe de fútbol dentro del club, por fin y aparentemente, en lugar de a unos señores con buena voluntad, yo ya he decidido que renuevo el pase. Y el del chiquillo, por supuesto, que aunque está más pendiente de Spiderman y de darle vueltas al spinner que del fútbol, no es tonto y sabe que el bueno es un tal Griezmann, al que no podemos fichar ni en sueños. Yo le explico que hubo épocas en que los buenos querían venir, por hache o por be: Kempes, Piojo, Romario, Villa€ En realidad, llevo tantos años que cualquier excusa es buena para liarme la manta a la cabeza. Pero reconozco que este año me planteé la deserción seriamente, por primera vez en la vida. Cosas como encontrar un patrocinador hacen pensar que no va a ser más de lo mismo.

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