Cómo no hay que perder más el tiempo con la fantasmada de Bigote Arrocet —creo que el humorista argentino vive en Madrid y ahora se gana la vida en Telepeñón—, me gustaría hacer una afirmación en voz alta. David Jiménez Silva juega como dios. Es un lujo tener al grancanario en el Valencia, porque habla donde toca, en el terreno de juego. El mago de Arguineguín es uno de los más grandes del mundo, y sin exagerar, no tiene nada que enviar a los más mediáticos, ya me entienden. Es el media punta más en forma del momento. Veloz, tácticamente impresionante, con sentido de la posición, sabe proteger bien el balón, es solidario con sus compañeros y además tiene mucho gol. O sea, sin comparación. De los ´xiconious´ es mi preferido.

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Aunque confieso que la pólvora que hay en las botas de Villa me entusiasma. Además últimamente baja más para buscar encarar a la defensa contraria, desmarcarse y plantarse sólo delante del portero. Una jugada que la borda y que casi siempre termina en gol. Ver jugar al Guaje —junto a Silva—, es otro placer de los dioses, para disgusto de los rencorosos de aquí y allá.

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Sin embargo, Mata está conquistando mi corazón. El ´10´ blanquinegro es uno de los futbolistas más inteligentes que he conocido, y por consiguiente humilde. El zurdo asturiano es una mezcla de Silva y Villa. Verlo en acción en una gozada.

Vaticinio

Así que por mucho que se empeñen, el tridente de moda va a dar muchas alegrías, que después de tanto tiempo es la gran necesidad del valencianismo.