Peter Lim llegó a Valencia con un sueño que era conquistar Europa, aunque dos años después todo lo que le viene de Europa son disgustos. La alegría de Mónaco fue efímera, pronto su proyecto fracasó en el primer viaje por la Champions League y meses más tarde el equipo se quedaría fuera de toda competición europea para la próxima temporada. Ahora, la Unión Europea le exige la devolución de veinte millones de euros por un asunto al que habían destinado solo cinco, lo que sumado a los treinta que puede dejar de ingresar por no estar en la Liga de Campeones significaría un agujero de unos cincuenta. ¿Es o no es una pesadilla?

No sé lo que estará pasando ahora mismo por la cabeza del máximo accionista y propietario. También por la de los responsables políticos. Por un lado están obligados por sus votantes y por todos los ciudadanos a exigir hasta el último céntimo; por otro, en la Generalitat como también en el Ayuntamiento de Valencia saben perfectamente que Peter Lim no es responsable de esta situación y, además, han podido comprobar en los últimos meses que el Valencia cumple ahora con sus compromisos como no lo había hecho antes. No lo hizo Manuel Llorente, cuando lo puso la propia Generalitat para solucionar este marrón que ahora explota. Cuando la propia Generalitat lo tuvo que echar porque, para no pagar, tenía la desfachatez de decir una y otra vez en público que esa deuda era un problema de la Fundación, no del Valencia CF. La resolución de la Comisión Europea deja bien claro de quién era el en realidad problema, si es que no lo estaba ya cuando esta situación llevó a la venta del club a un empresario de Singapur

Si se demuestra que el Valencia se benefició de aquello y tiene que pagar, que pague Peter Lim, aunque aquí los que se libran siempre son los auténticos responsables.

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