Si un entrenador no gana partidos acaba en la calle se llame como se llame, tanto más si responde al nombre de Pako Ayestaran porque no tiene un palmarés que le sostenga en un momento de dudas ni tampoco el favor popular, ni cuando lo renovaron ni mucho menos ahora después de tres derrotas. Aún así, dentro de lo fácil que podría ser para el propietario destituir al entrenador que fichó porque no quisieron o no pudieron invertir más en ese capítulo, el descrédito de una situación así para su proyecto sería mayúsculo con todo lo que lleva ya el señor Lim en la mochila de este larguísimo verano. Esto, en definitiva, siempre empieza así, con el deseo y la esperanza de que el próximo partido sea el de la reacción, el de la necesaria victoria, aunque la experiencia enseña que en ocho de cada diez situaciones como esta y similares no ocurre así y el final es el que es.

Pako está a tiempo porque estamos a 13 de septiembre y le acaban de llegar futbolistas que han de elevar el rendimiento, aunque, como él mismo explica a los jugadores, puede haber problemas si vuelven a perder también en Bibao. Además nos tiene a todos un poco confundidos con su análisis de las derrotas y con esa sensación de que el equipo no hace o no hace nada bien en los partidos lo que se trabaja durante la semana en los entrenamientos.

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