Hay en el Valencia CF un propietario que arriesga su dinero y evidentemente decide en las cuestiones trascendentes. Un día quiso reinventar el fútbol y embarcó a su amigo Gary Neville para ser entrenador del Valencia. No sé si le costó la amistad pero si le pudo costar muy caro al Valencia CF. Se equivocó. La magnitud de su error le dejó en evidencia de una manera tan clara que escuchó a su presidenta y contrató un director deportivo. Después, García Pitarch también se equivocó apostando por Ayestaran en lugar de irse a por el de la cena del pasado jueves. Sin duda le estaría esperando desde mayo para continuar donde lo dejaron, porque el experimento al menos visto desde fuera no estaba nada claro que pudiera funcionar. Siendo Prandelli, más vale que esta vez lo tengan muy claro, que no haya problemas de comunicación ni de idioma ni de simple sentido común, que entre todos hagan lo posible y lo imposible para que el equipo funcione con los refuerzos que vendrán en el mes de enero mejor que en febrero. El entrenador ya está fichado, la suerte está echada.

Más artículos de opinión de Julián Montoro, aquí.