La propiedad del Valencia CF representada hasta ahora por la presidenta Layhoon ha sido capaz de reconocer errores graves y eso está bien, otra cosa es la nula capacidad para corregirlos porque al final siempre se lo han montado para acabar culpando a la afición de que todo les salga mal. No es necesario ir a la hemeroteca porque esas declaraciones están en la mente de todos y, a poco que el equipo vuelve a perder tres partidos, como ahora, ocurre que te vas a pasar un buen rato en el palco de Mestalla viendo al filial y acabas escuchando a cientos de aficionados silbándote. No es un trago de buen gusto para nadie y menos para quien no acabará de entender nunca porqué me pasa esto a mí, por eso parece que el futuro presidente está por la labor de cambiar la estrategia y se ha marcado como reto recuperar al valencianismo de aquí, a toda esa gente que han ido echando de Mestalla y a esos niños que prefieren la camiseta de Messi o la de Cristiano a la de? ¿A la de quién?

Al final, habrá que celebrarlo si de verdad el Valencia de Meriton hace borrón y cuenta nueva para volver a conectar con la gente de aquí, la que siente el club como suyo aunque el propietario de las acciones esté muy lejos. Hasta ahora lo que han hecho es todo lo contrario. Hay que reconocer que es un gran reto. Desde fuera, le diría a Anil Murthy que lo tiene difícil porque su carisma ante la afición es hoy muy próximo a cero, aunque sin duda le ayudará bastante que la parcela deportiva empiece a funcionar. La nueva estructura técnica ha de ser capaz de hacer un equipo que compita, que enganche y que gane, con más dinero o -seguramente- con menos. Es lo fundamental, aunque aparte va a necesitar más apoyos. La tarea no es fácil cuando, solo por poner un ejemplo, el propio Valencia CF que ellos manejan se entiende mejor con la prensa nacional madridista que en general con la de aquí. Y así les luce el pelo.

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