Es un buen día para recordar que, en uno de los momentos más críticos de este año nefasto, Voro se la jugó con un chaval que acababa de cumplir veinte años y había empezado la temporada viendo los partidos desde el banquillo de Mestalla y jugando de vez en cuando con el filial en Segunda B. Es cierto que lo hizo debutar Prandelli en Anoeta, el día que los titulares se estaban pasando el Fuori por el forro de sus caprichos, pero la apuesta por Carlos Soler fue de Voro, quien decidió terminar de manera definitiva con este desperdicio de talento. Esta decisión no tardó en convertirse en uno de los motores del cambio que llevó al Valencia CF a despertar de la pesadilla y desviarse de un camino que le llevaba de manera inevitable a pelear por la permanencia hasta el final. Futbolísticamente no hay duda, no es lo mucho que luce a nivel individual como también ha demostrado con determinados detalles, sino lo que hizo jugar a un equipo que no veía la luz de ninguna de las maneras.

Con el cambio de Carlos Soler empezó todo y el cambio va día a día a más, porque el Valencia CF lleva algunas semanas generando noticias positivas y eso no deja de ser una nueva y agradable sensación que en general se agradece, de manera especial el aficionado que ha sufrido las groserías que se han cometido recientemente en el club. Y hoy la mejor de esas noticias es asegurar el futuro de este joven centrocampista por el que ya hoy valdría la pena para muchos clubes pagar una cantidad de dinero impensable, si es que él los quisiera escuchar. Queda claro que no. Ahora, la evolución de uno de esos futbolistas destinados a marcar una época en el Valencia CF queda en manos de Marcelino, que lo recibirá con gusto. El nuevo entrenador ya puede decir que tiene al primero de sus once Claramunt.

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