Van un saudí, un neocelandés, un húngaro y un español y el primero dice: «¡Vamos a sancionar al español…!» Suena a chiste, pero es la cruda, injusta e indigna realidad de las actuaciones de los comisarios de carrera en el GP de Hungría. La torticera interpretación del reglamento y la gravedad de la pena aplicada son una inmoralidad que amenaza con dejar a la afición valenciana sin poder disfrutar de Alonso en el Street Circuit.

De los delitos…

Reviso con ganas los reglamentos deportivos de los tres últimos años. Compruebo que al menos desde 2007, y perdón por no escudriñar más, los artículos que se le aplican a Renault en la sanción —3.2 y 23.1i— no han variado ni una coma. El primero de ellos dice, de forma genérica, que los coches deben cumplir con las medidas de seguridad. El segundo indica que un coche sólo puede salir del box cuando sea seguro. Echo la vista atrás y pienso en Singapur 2008: Massa sale tras el fallo en el semáforo y arrastra la manguera de combustible. ¿Hubo sanción?

… y las penas

Pero no hay que remontarse a otro año ni a otra carrera. El domingo en Hungría los mismos comisarios sancionaron a Webber por infringir también el artículo 23.1.i. La pena que le impusieron fue una simple reprimenda. ¿Quién explica esta falta de equidad? La argumentación en el caso de Alonso dice que el equipo dejó salir el coche a sabiendas de que faltaba la tuerca. Claro, es lo habitual: dejas salir tus coches para que abandonen en esa vuelta…

Los reyes de Oriente

Los tres comisarios que firmaron la sanción cuentan con un ´currículum destacable´. El saudí Ben Sulayem, vicepresidente de la FIA, del que se dice aspira a cargos más altos, se le recuerda por estrellar un R28 en una demostración en Dubai. Se ve que ahora va a por el R29. El neozelandés Morrie Chandler, vicepresidente de la FIA en rallies, destacó el pasado año por criticar el aspecto desaliñado de Sebastien Loeb. Y me pregunto: ¿Es modelo o piloto? Por último, el húngaro Lajos Herczeg, vicepresidente de la federación húngara, ya sancionó a Alonso en 2006. Le impuso dos segundos para la crono por adelantar con bandera amarilla al tercer piloto de RedBull en unos libres. Este triste episodio que amenaza el normal desarrollo de la carrera en Valencia vuelve a demostrar el capricho de las decisiones de los que mandan. Renault ya ha desembolsado 6.000 euros para poder llevar a cabo su reclamación. Esperemos que prospere, ya que la injusticia es manifiesta. Ni Renault ni Alonso pueden ser el chivo expiatorio que demuestre el celo de la FIA por mantener la seguridad tras el desgraciado incidente del brasileño Massa. Pueden ver los documentos de la sanción en nuestro blog.